Crónica de la 2ª de Feria: Corrida de colombianos. Toros de Paispamba para Manuel Libardo, Ricardo Rivera y José Fernando Alzate. 7000 personas.
El de ayer era un cartel que interesaba a cierta parte de la afición, sabiendo que Paispamba podía tener casta adentro y que los tres colombianos, a pesar de lo duro que han sufrido la profesión podían cuajar una tarde importante. En dos paréntesis de seriedad en el primero y calidad en el sexto, el grueso de la corrida decepcionó y de muy mala manera.
Los toros de Paispamba de irregular presentación, en escalera. Dos toros serios y bien puestos. Cuatro con leña pero al filo del peso y falto de remate. En comportamiento, mansos, cantando la gallina y reculando, a excepción del sexto, Bujón, que embistió metiendo la cabeza y con buen tranco. Un toro en el sentido completo de la palabra y que levantó un poco la tarde, en una corrida que yacía en el pozo.
Dos de los de a pie eran los toreros nacionales que más interés me producen: Libardo, que conoce el oficio y tiene las cualidades de un buen torero, y Ricardo Rivera que atrapa con un aire extraño, algo desquiciado. Alzate habitual ya en estas corridas va y viene. Buen cartel.
En el 1º, Solterón, fue un toro muy serio, en tipo y comportamiento. Poniendo a todos en su sitio, había toro y la lidia así mismo fue muy seria. Tomó la vara bien puesta y en banderillas se cambió la habitual capea por un tercio pulcro y bien ejecutado. Libardo tomó vuelo en una faena que auguraba. Pero ahí quedó. Toro y torero se vinieron a menos. Sospechoso se hizo tardo y Libardo perdió los papeles quedando sin mando y pareciendo superado por el bicho. Palmas divididas al toro y silencio a Libardo. En el 4to. tuvo un suerte un manso justo de fuerzas, que fue lidiado con cautela y aún así no llegó al final. De nuevo, tomó vuelo la faena de Libardo para esta vez caer de repente en la segunda tanda, cuando el toro buscó tablas y se echó. Ahí quedó todo. Silencio.
Ricardo Rivera venía en segundo turno. Sus dos toros fueron mansos, marmolillos, que no tenían mucho adentro. En el primero, rebuscó y exprimió los inexistentes pases a un toro de piedra que no transmitía nada. Digno en ello, la gente desesperó y empezó a protestar. Primer sainete con la espada y algunos pitos. En el segundo, lo mismo. Alarga la faena degenerando en arrimones y mantazos a otro convidado de piedra. Aburre y la gente de nuevo desespera. Segundo sainete con la espada y el descabello y la Plaza en contra. Algunos pitos.
José Fernando Alzate es torero de la casa, habiendo resistido una lucha a muerte el año con los bichos de Mondoñedo que le daban el sitio para este año. Con los paispambas, que no son esos Leonidas de Contreras, estuvo pantallero y vende-humo con dos toros que daban, cada uno en su condición, mucho más. En el primero no dio un pase, enganchones, salido de suerte, y apelando a trucos del destoreo pero ni así conectó. Apeló a taparse con la mansedumbre y una estocada, sí a ley, que le valió un durísimo golpe y la condescendencia amable del público fiestero. En su segundo llegó Bujón, muy serio de cara, cinqueño y con 476 kilos, con clase en la embestida, bueno y noble, le pidió toreo y de ello no hubo. Realmente era un toro con calidad, que cumplió en el caballo y que ponía una embestida de pocos problemas. Alzate sin un solo argumento, perfilero, sin cargar, sin un ápice de mando, se vio anulado por un toro de bien, en una faena descolocada y de poca verdad. Una oreja festiva es una cosecha exagerada a su faena, pero muy corta a lo que Bujón le ofrecía. Palmas al toro con petición de vuelta.
Así quedó una corrida a medio camino, en ese tan colombiano se «faltarle un centavo para el peso», con un Libardo que sabiendo el oficio pagó cara su apatía en el primero, un Rivera que emborrona con la espada la dignidad con la que asume las suertes y los compromisos, y un Alzate muy limitado, vendiendo muy barato un triunfo de los caros y queriendo tapar sin argumentos sus propias vergüenzas (bis).
Hoy, mi última de Feria.
Abadía Vernaza
@canaveralito.