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Novillada con cara de corrida

¡Amo los contrastes en el mundo de la Fiesta Brava! La novillada de ayer, con sus ires y venires, fue para mi una novillada interesante con pinta de corrida. Los novillos de Los Cenicientos -propiedad de los nietos de Jerónimo Pimentel (El Paraíso)- corrieron una tarde de muchos matices pero que jamás cayó en el aburrimiento. Con un trapío de novillos-toros impecable, incluso mejor presentados que todos los burracos que sufrí en Cali. Con una pelea férrea y encastada en los caballos, acá sí se picó, no como en Cali que perdían las manitas si lo hacían. Y, sin ser del todo bravos, les pusieron a sudar los pases a los novilleros. Haciendo cuentas una sola novillada fue más completa que toda una Temporada como la de Cali. ¡Ay, que comparación tan triste!… Pero quedémonos en Bogotá.

Ayer salieron 8 novillos, lindos todos, con sus puntas de casta todos, aunque la mayoría terminó manseando. Fueron 8 animales porque 3 llegaron tullidos y así hubo que devolverlos. Al punto que el último fue devuelto y se corrió otro que también se nos jodió una pata y a falta de más novillos, se acabó la vaina. Corrales, falta de loma, enfermedades, la arena de la Santamaría… ya se rumoraba de todo, vaya uno a saber qué pasó en realidad. Así, este fue matiz más negro de la tarde.

Ahora, los pelaos. Viriato para mí fue el más tibio de los tres. Sin trasmisión, sin poder, con algo de voluntad, no logró sobreponerse a los Cenicientos en suerte. Ni fu, ni fa.

Castrillón para se va para un extremo, el malo. En su primer lote, tuvo un novillo de embestida limpia pero que no tardó en tullirse. Chao, pelao, y le tocó, entonces, un sobrero de hermosa percha, armadísimo y con cara de toro. El paisa Castrillón no lo quiso ni ver y con muchísimo miedo manteó al novillo. Pavor era lo que se veía en el ruedo. En su segundo lote, aún no salía del susto y no logró embarcar un novillo que le pedía mucho más. El poder en las manos de Castrillón: no vino.

Terminamos con Cáqueza, el de Choachí (a todas estas, ¿cómo es el gentilicio de Choachí?). En el único que pudo lidiar, Cáqueza logró conectarse con el público, en medio de buena lidia y algo de farolerías. Creo que hizo sentir a los tendidos el orgullo que el mismo como novillero sentía al pisar el ruedo de la Santamaría. Un toreo muy adornado, que debe asentar en la seriedad de las lidias. Ya veremos.

Al final, una novillada que se sintió como corrida, en presencia, comportamiento y apuros de los novillos a los pelaos. Así deben ser las novilladas y no un ensayo de lidia. Cabe destacar que los tres estuvieron certeros con el estoque, replanteando el decir que son novilleros y que vale que estoqueen a diestra y siniestra. Hace como 5 años había dejado de ir a novilladas y esta me hizo replantear mi postura.

Ahora, con un buen inicio en los novillos, nos vamos a la 1ra. de abono. Se oyen rumores que Castella no viene y lo reemplaza El Cid. A mi me place el cambio, lo sabéis bien. ¡Vivan los toros en Bogotá un año más!

PD: Nota al Alcalde Petro.

Mirá, papi, goberná. No te metás puntos de popularidad tan chimbamente. Si esta vaina se nos acaba, no será por vos. Dejá la pantalla, que ya veremos qué pasa.

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Archivado bajo Abadía Vernaza, Novilladas, Reseña, Santamaría