Lastimosamente no alcancé a llegar a Bogotá para la 2da. de abono en Bogotá. No logré hacer el recorrido terrestre entre Cali y Bogotá, y al llegar a los límites de la ciudad, ya era hora de sonar el paseíllo. Me tocó conformarme con escuchar en la radio -odio cuando eso sucede- las incidencias de la corrida. Con el triunfalismo auditivo que eso implica. Oí sobre toros bien armados y con trapío del bueno. El juego disparejo. (Lo de los pitones lo corroboré cuando vi las imágenes del resumen noticiario. Eran de respeto, la verdad).
Sobre el desarrollo de la lidia, y la corrida como tal, espero los comentarios de mi amigos Botija, quien de nuevo y muy cumplido con su labor, estuvo presente. ¡Aparecé, hombre, no ves que ahora te necesito con urgencia. Colaborá!
Lamento haber faltado de nuevo, no vuelve a ocurrir lo juro -ya escribo desde Bogotá y acá permaneceré el resto del tiempo. Pero sí siento esa nostalgia del ausente, porque me considero de esos aficionados que pretende ir a todas las corridas sin falta, a esperar. Y lo cuernos de hoy eran especiales. Pero como no todo pueden ser malas noticias, a falta de dos festejos menos, parece que voy a poder asistir a la despedida de Rincón en Medellín, un día antes del mano a mano en Bogotá. Correrías taurinas las de ese fin de semana, pero me alegra porque no contaba para nada con ir a La Macarena. Penúltima y última corrida de Rincón, un lujo que no imaginaba. Haced fuerza pa’ que esta semana se concrete.
Un saludo,
Abadía Vernaza
Ahh, olvidé decirlo, para dentro de 8 días estaba anunciado Palomo Danko, quien se cae del cartel aduciendo una lesión matando un toro a puerta cerrada en España. El reemplazo será Sebastián Castella. No me emociona, ni mucho menos, pero creo que al menos es un torero de más capacidad y sitio que el «novilleril» Danko.