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Estuvimos y ¿a qué putas vinimos?

Yo trabajo con sudor y tesón, en el vasto mundo de la publicidá, para venir a dejarme robar una vez más por la Plaza de Toros de Cali. ¡Ay, qué pendejo es uno y su Afición! If you cheat me once, shame on you. If you cheat me twice, shame on me, dicen por ahí. Y es completamente cierto. Hace 4 o 5 años abrí este blog sabiendo de la decadencia de Cañaveralejo, pero aún ese momento había algo por decir. Ahora, esta triste Plaza no deja nada que no se pueda encontrar en cualquier plazuela portátil o de 3ra. Y eso. No vale siquiera la pena dedicarse a resumir el rídículo que tarde por tarde se vivió en las 4 corridas que sufrí en Cañaveralejo.

Y es que aunque se otorgó lo que en otro lado sería lachupamelculo, acá 5 orejas, un rabo y un indulto es no haber visto nada. Por que así fue. Un triste ridículo más que hace la Plaza de Toros de Cali, sus dirigentes, su Presidente, su Junta Técnica. A lo bien, ¿alguien le para ya bolas a lo que sucede en Cali? Pfff. Acá no pasa nada. Y volvimos a meter las dos tardes con los estúpidos mansurrones de Ambaló y Puerta de Hierro, que pobres animales no tienen nada. Es que dan lástima, generan pesar, tristeza, un sentimiento que va a acabar con esta decadente Plaza. Mientras que a la Fundación, a la Junta Directiva y los que mandan les sigue importando un bledo las quejas de la Afición. Porque ya lo saben Uds. todo es de ellos.

Para mí, que la máxima y única «atracción» de una Temporada Taurina sea el rejoneo, así sea con el mejor del mundo, ya dice mucho de su decadencia. Después, que en el día a día comprueben con descaro que seguirán así por nosesabecuántos años más, vaya más idiotas nosotros los abonados y aficionados que seguimos jugando su jueguito.

En esta entrada escribí como 50.000 veces la palabra «nada», pero miento, siempre hubo guaro… Ahora bien, mejor será volver a jugar al toro con el perro de la casa en las tardes de Feria. Digo yo.

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Cobardía y vergüenza.

Que tarde tan patética la que se vivió ayer en Cañaveralejo. Eso sí, nada que no se esperara. La expectación despertada por los tres nombres que conformaban el cartel se veía, pa’ cualquier aficionado entendido, opacado por esa ganadería de tres pelos llamada Puerta de Hierro. Ya uno de entrada sabía que eso iba para el fracaso, la vergüenza y el soponcio. Apenas apropiado pa’ la resaca que tenía por andar compartiendo con mis primos el día anterior. Puerta de Hierro y guayabo son una pésima combinación. Terrible.

Saltaron al ruedo 6 cobardes. No les voy a llamar toros por respetos a los que sí lo son. Incluso, hasta a los que medio son. 6 gallinas pisaron la arena de Cañaveralejo. 6 gallinas muertas del miedo, que buscaron como fuera larcharse de ahí, orinados del miedo. Uno de esos bacanes buscó salida 3 veces, saltando la tablas. Sus otros hermanos no lo imitaron, pero no quiere decir que no lo manifestaban. 6 gallinas que buscaron tablas, la querencia, que no plantearon pelea y salieron despavoridos al recibir castigos. ¡No más a la mierda de gallinas de Puerta de Hierro! ¡No más a las gallinas del Sr. Eduardo Estela Garrido, Ganadero-Empresario! ¡No más a las manipulaciones de este Sr, que también se quedó con el toro «Fulero» devuelto por avisos y al cual no dejó apuntillar!

A pie iban El Juli, Castella y Bolívar. El único torero medianamente decente de la tarde fue Julián López. Sebitas y Luchito, vergonzosos. Sebastián Castella es un torero falso, un espejismo. No le creo ni media, me vale hongo su arrimón. Me vale hongo el peligro que busca. Me importa sí su falta de conocimiento y de sitio. Torero completamente egoísta y mentiroso. Su tauromaquia para mí no vale un peso. De Bolívar puedo decir que está terrible. Y así ha venido a menos en Cali. Creyendose figura, no ha demostrado a nadie porque en algunas partes es quién es. Idolatrado, se está quemando al santo. Su toreo fue populachero y tremendista. Tendiditis aguda la que acusó Bolívar. Se montó en un show de figura y valor cuando lo único era un toreo farolero y efectista. «Torea como El Cordobés», escuché en el tendido. El la muestra más triste de lo que fue Luis Bolívar en Cali. Toreritos los dos. El Juli por lo menos se mostró más decoroso. Pero como la ignorancia de Cañaveralejo es tan atrevida, corearon falsas faenas, pidiendo orejas e insultando a Presidencia que tuvo unas de cal y otras de arena. Eso sí, a la ganadería nadie le decía nada. Se dejan robar más bueno.

Putas gallinas de Puerta de Hierro. No las queremos más. Y tampoco a su criador-empresario Eduardo Estela Garrido. Él fue quien causó la muerte de la otrora Plaza Monumental de Cañaveralejo por andar tirando sus animalajos de Puerta de Hierro y Ambaló. «El Marqués del Toro Manso», el mejor apodo pa’ describir sus ganaderías y los polluelos que de ahí salen.

Tarde de vergüenza. De empute y resaca.

Abadía Vernaza.

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Toreando – 5ta. de abono

Toreando es como un verdadero torero demuestra su calidad de Maestro y se saca la espina que la apuntalan las críticas y los desapruebos. No digo que esta faena la haya hecho para callarnos a todos los que el 28 de diciembre le criticamos su falsa faena y triunfo. No digo que lo haya hecho para nosotros, lo hizo porque eso es lo que sabe hacer Luis Bolívar: torear de verdad, con suavidad, profundidad y elegancia. En el fondo, no nos demostró nada que no supiéramos, simplemente sacó la sabiduría y maneras del pundonor torero e hizo una faena excepcional a un manso y complicado 6to. que en otras manos, ni se hubiera dado por enterado de su paso por el ruedo.

Volvimos a ver a Bolívar toreando, como dictan los cánones, con tandas ligadas, con suavidad de muñeca y profundidad, ceñidas a su cintura, despertando la embestida y el peligro a un mansorrete de Puerta de Hierro. Citando de lejos, sin floritura, embarcando al toro con temple, en un derechazo de gran factura. Parando al animal en su sitio, manejando los terrenos, los tiempos, pausando la faena y sin cometer errores, ni dejarse llevar por la emoción desbordada por los tendidos. Mandando con maestría, andando con elegancia torera, adornando la faena con pase de las flores en exceso ceñidos, cambiando de mano y toreando de verdad. Haciendo lo que sabe hacer, Bolívar había despertado al público en Cali, quienes caíamos presas del aburrimiento en medio de una descastadísima corrida, muy de los Puerta de Hierro, cosa que uno ya sabe y no sorprende -aunque si emputa- su mansedumbre y el por qué carajos siguen enviando bichejos año a año -Propietario de la Ganadería: Eduardo Estela Garrido, Pdte. Fundación Plaza de Toros de Cali: Eduardo Estela Garrido, no hacen faltas dos dedos de frente.

Pero volvamos a la magna faena ejecutada por Luis Bolívar. Después de la decepción del 28, ver a Lucho toreando con una verdad absoluta, plantado en el centro del redondel y sacando los más plásticos muletazos, llegó la sublimidad torera, acomodando al animal en un mejor sitio, ignorando los atrevidos pedidos de indulto a semejante manso, Bolívar se prepara a estoquear y provocando la embestida del bicho, lo mata recibiendo, estático, con una estocada hasta el fondo, tan certera que hizo rodar al toro sin puntila. Dos orejas, las únicas dos orejas ganadas a ley, ¡Son tuyas, Lucho, son tuyas! gritaba mi padre. Y así es.

El resto de la corrida una mierda. Los animales de Puerta de Hierro bien presentados pero sin nada por dentro. Nada es nada, la peor mansedumbre del mundo, mansedumbre irritante e insoportable. Tan mansos los hijoputas toros que ni Ferrera pudo hacer su show banderillero en su primero. Cuatro toros fueron insufribles, el 4to. permitió el toreo ratonero y populacho, lleno de voluntad pero sin una pizca de arte. Ferrera me ha parecido un torero honrado, con su estilo showcero, pero metido en la lidia, en el desarrollo de la corrida como jefe de lidia que era, mandando desde el callejón y hasta calmando los altercados que ahí surgieron -entre alguacil y Alex Benavides, subalterno colombiano. Son detalles de profesionalismo torero, que muchas figuritas deberían aprender, porque ahí no están frente a french poodles, están frente a bichos peligrosos y en cualquier momento pueder suceder alguna tragedia. Porque trágica sí es esta fiesta. Entonces, destaco esa entrega de Ferrera a su profesión y a su compañeros, con quites y mando a una tarde con varios sustos y problemas detrás de tablas.

Morante se fue en ceros, abucheado por el público de Cali, que no vieron sus pocos pases, robados a dos mansotes, el peor lote, que era estatuas vivientes. Los pases que robó fueron de buena factura, lo que deja ver un toreo diferente, más plástico, menos emotivo al tendido. Salió en su burbuja y ahí se mantuvo, con detalles que como admirador del arte, me llamaban la atención, dentro de su bohemia torera, pero de pelea, nanai. Aún me queda una tarde de Morante en Bogotá, vamos a ver.

Al final, dos toreros en hombros cuando debió haber sido uno: Bolívar. Con una faena maestra, que lo ratifica como el mejor torero de Colombia, rehaciendo a su manera los pasos del Maestro de Maestro, César Rincón. Luis Bolívar demuestra que en Colombia sí hay talento torero, y no sólo esa tauromaquia vulgar, ratonera, efectista y mentirosa que ejecutan otros toreros de esta tierra. Ha salvado la tarde, la peor tarde de todas. Y a pesar de esto tan maravilloso, queda el sabor amargo de boca al ver a tan patético encierro, en tan importante cartel, llevando al traste las ilusiones del verdadero aficionado. Ya es hora de plantear medidas verdaderas contra la mafia que controla a la Plaza de Toros de Cali porque todo es manejado con una arbitrariedad que da miedo.

La Plaza no es de ellos, es de todos. Ya toca hacer verdadera posesión de ella por el pueblo caleño. ¡No más rosca!

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Entre amor y decepción – 4ta. y 5ta. de abono.

Por Felipe Botero.

Quizá esta pueda ser la frase con que Luis Bolívar se presentó frente a la afición caleña, el 28 de diciembre, a mi concepto ha sido la presentación más decepcionante y mentirosa que le he visto a este joven promesa del toreo. Era claro que todos los matadores estaban frente toros complicados, no la típica carretilla o el ejemplar chiquito y sin mucho armamento al que se estaban acostumbrando los diestros de Cañaveralejo. Eran toros complicados, para lidiadores, para toreros que o les quedara grande un toro y le pudieran hacer una faena como los dioses paganos de la tauromaquia lo exigen, de verdad, en la suerte y enseñando a embestir.

Esto fue lo que le falto a Luis, torear con la verdad  a la que nos tiene normalmente acostumbrados, a un toreo de frente y mandando, a deleitarnos con su profunda derecha y sus certeros naturales, pero este día el toro le quedó grande, y Luis le dio por imitar a su colega Perlaza, mandó las rodillas exageradamente a tierra, toreo como el decálogo que público de Canaveralejo exige. Por todas estas razones y sin descuidar la poco armoniosa estocada, donde se perfiló salido de la suerte y el estoque estaba tan contrario que pareciera haber atravesado horizontalmente la caja del animal, fue premiada con dos orejas poco merecidas.

Por su parte, Uceda brindó el mismo espectáculo de siempre, el que nos recuerda que los toreros son ante todo matadores de toros, y que un buen estoqueador produce ese enorme placer estético. Castella recibió otros dos regalos desde la presidencia, otras dos orejas que dejaron mucho que desear y mucho por esperar.

El 29 por su parte nos llegó con la presencia del gitano Morante de la Puebla, su traje luto y blanco y su espectacular capote de paseo negro, hacían de su presencia esa tarde algo místico, como para despertar expectativas. Pero si los toros no le iban, su orgullo gitano le permitió hacer nada con ellos y dejar el sin sabor en los miles de aficionados que estaban en los tendidos, Ferrera hizo disfrutar con sus tradicionales pares de banderillas, la única duda que se me genera es si el salto después del martilleo del par es para adornar o para tratar de confundir con un intento de asomada al balcón que todos sabemos es inexistente.

Para terminar regreso a Bolivar, el cual entendió que había cierto grupo de aficionados a los que literalmente habia decepcionado la tarde anterior y por tal razón se tenía que reivindicar. Esto hizo que Bolivar regresara a ser de nuestros amores, toreando como es, pausado, disfrutando la faena para él y su animal, con tandas largas de movimientos ortodoxos, llenos de plasticidad, jugando a ese ballet de muerte que es el toreo, con tanto temple que la mano del matador y el recorrido del toro iban a una sola voz. Enhorabuena, Lucho, porque no debes dejar de hacer lo que tu muy bien sabes.

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Mucha oreja, poco arte

Es que así estamos acostumbrados en Cañaveralejo. A repartir orejas a diestra y siniestra. Por que sí. Por un aceptable par de banderillas, por una larga cambiada, por pegar 30 muletazos ahí. Y todo es un ole. Mucha oreja, poco arte, la corrida del 29.

Los toros de Puerta de Hierro sosos como no es sorpresa. El marqués del toro manso, del toro brocho, del torito chiquito. Y aquí seguimos los que esperamos los verdaderos toros, preguntándonos a qué venimos, para qué perdemos plata, para qué permitimos que se nos robe de frente y sin escrúpulos. Por amor a S.M. El Toro Bravo. Aquel toro que no da derrotes, que no cabecea, que se traga el engaño con codicia, que humilla, que arranca al caballo, que pelea en varas, que persigue a tablas, que pelea con bravura, con nobleza, con casta. El Toro grande, bien armado, el toro bonito, con suficientes años para ser toro-toro, y no un novillete. Pero bueno, esto parece ser una ilusión en Cali.

Pero acá sin toros, sin nada, hay orejas. Muchas orejas. Cinco orejas bien ganadas en una tarde sería una maravilla, algo espectacular, increíble. Pero más increíble es una tarde de cinco orejas y salir con el corazón arrugado, con la tristeza de una tarde para el olvido. Ahora es así en Cali. Mucho tilín tilín y nada de paletas. Parece que se han creído el cuento de ser amables y cálidos con la visita -¡pa’ que vuelva, pa que vuelva!-, y como hay que ser buenos anfitriones se reparten orejas de cortesía -casi al mismo nivel de las boletas amarillas regaladas que reparte la Empresa pa’ ver algo de gente en los tendidos- con tal que los de afuera se sientan como en casa. ¡Que queridos que son! Orejas pa’ todo el mundo.

Esa es la verdad. La triste y regalada verdad. Porque de arte no hubo nada. Sin toros no hay nada y sin toreros, menos. Rincón demostró que algo, alguito se puede hacer con sapiencia y tauromaquia, pero es que Rincón solo hay uno. El resto, ay ay ay. Hasta ahora el más destacado, Luis Bolívar. El único que sacó algunos muletazos aquella tarde ante los mansurrones de Puerta de Hierro. Soy bolivariano, lo acepto -no confundir con prácticas políticas de izquierda, aunque sí la izquierda de Bolívar, nuestro Luis, es muy buena. Suele sacar hermosos naturales con la siniestra. Jamás Perlaziano, lo siento. (Por eso decidí no decir nada sobre el 27, se lo dejo a mi compay Botija).

Al ñañito de Cali, Sebastián Castella, parece cada tarde un video. Con guión y todo. Siempre el mismo pasa largo y cambiado. La misma arrimadera truculenta, la misma forma de ahogar el poquísimo recorrido de los torillos. Además que ahora se le ve destemplado, desubicado y sin gracia. Parece que tu cuartico de hora pasó, mi querido Sebastián. Al menos yo, ya no te creo. No sé cómo lo hiciste en Madrid, pero seguro que no es como lo hacés acá. Pero fresco, muchacho, que acá estamos de Feria, y te dan orejas de bienvenida y de despedida, además de mucha rumba en el Radisson Royal. Y a mi amigo Ferrara, pues qué le digo, valentía en los recortes al toro, me gusta como lo jugás, y algunos de tus pares, pero ya, no más. Y el toreo no son banderillas, es lidia, amiguito, es lidia. Ni arrodillarse, ni bailar, ni desplantar, ni mirar al tendido, es lidiar.

Y bueno, si la gracia es hacer sentir bien a los toreros, atenderlos (gracias mujeres de Cali, pero dejadles algo de energía, no los consumáis), y demostrar la calidez caleña, pues repartamos orejas. Sí, orejas, pero las de hojaldre, que son deliciosas y de esas si podemos mandar a hacer con cantidades, cientos de cajas, porque la del toro son solo dos, y esas se ganan de verdad, porque de esas no hay muchas.

Abadía Vernaza

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¡Que aburrición!

No me he equivocado, ni mucho menos. Conozco muy bien el uso del verbo aburrir:

– Yo me aburro.             – Tú te aburres.

– Vos te aburrís.             – Él se aburre.

Y sobretodo: Nosotros nos aburrimos. Pero es que para definir la 3ra. novillada pre-feria no queda decir siquiera ¡que aburrimiento! Queda más bien decir ¡que aburrición! (Menos mal y estaba sin guayabo y la tarde no fue de mucho sol).

Los novillos de Puerta de Hierro: mansos, insoportablemente mansos. Y el único medio medio tirando a malo le tocó en suerte a un novillerito algo peor. El resultado,  una novillada larga, sin emoción, donde más de una vez preferí mirar hacia el tendido a ver si encontraba caras conocidas, o hacer chistes con mi hermanita menor y mi cuñada – a quien apenas le estamos enseñando sobre tauromaquia. El grito recurrente de la tarde: toreá, hombre, TO-RE-Á.

Y es que no es de mi gusto menospreciar a los toreros, ni mucho menos, pero es que a veces lo sacan a uno de quicio. Se comprende que son novilleros, que están empezando una carrera, que van por toda la gloria, que quieren agradar al público; hacerse un nombre. Pero para eso hay maneras. El cartel era José Arcila -novillero colombiano, que me parece es el que más cartel ha tenido y las veces que le he visto por lo menos no ha causado estragos-, Jairo Miguel -novillero español que tiene varias novilladas para la temporada colombiana, inclusive la de hoy, viernes 21- y J.F. Alzate, uno de los protegidos de la Escuela Taurina de Cali, y a quien le han dado corridas pa’ ver si responde.

Y créanme que no lo ha hecho. Se habla de sus buenas maneras, de su futuro, pero al menos yo, lo que se dice yo-yo, no se las he visto. Como decía maneras -literal y taurinamente- hay muchas, y las de Alzate 2 (su hermano también es novillero) no son de las mejores. Pareciera que en la Escuela Taurina de Cali tuvieran una cátedra llamada Toreo de Rodillas: el arte de no hacer nada. Y es que es verdad, todos lo hacen, indistíntamente. Ni siquiera se toman tiempo pa’ ver si el novillo tiene las características para tirarse al suelo y hacer unos pases decentes. Nada, un novillo manso, sin recorrido, sin embestida, sin siquiera darle un muletazo para medirlo y sacarlo hacia los medios. No, se le tiran igual. Y yo creo que tiene que ser uno muy muy como pa’ arrodillarse ante semejantes bichos. Eso es revolcada segura… Y así te la pasás, mi querido Alzate, arrodillado, porque no hacés nada más. Yo sé que al tendido le gusta, mi viejo, pero es que como digo: HAY MANERAS. No te le arrodillás a una bestia que apenas da dos pasos. A esos les das tres pases, mostrás su mansedumbre, y lo matás. Todos contentos. Vos te salvás de unas cuantas revolcadas, y yo de desesperarme -y hasta sufrir por vos- mientras te veo «voliando muleta», con un pie en tierra y el otro listo pa’ saltar. No sé. Hay que mirar primero al novillo, hay que ver con qué se cuenta. Así triunfás más. Pero sobretodo, torear. Esa es la gracia del asunto. Toreo serio. Toreo de verdad, hombre.

De las maneras, pues, las de Jairo Miguel son más aceptables. Un estilo prepotente, convencido de que es ÉL el torero. Tomándose su tiempo, con garbo, con gracia. Con la «mantalhombro», mientras que su apenitas manejable animal toma aire -¡o si no, se nos raja, Miguel, y es el único que tenemos! Bueno, no me molestó, de hecho le agradecí que a su segundo novillo -el peor de todos- le hubiera dado solo los pases necesarios, y pam pa’l destazadero. Populista, con «tendiditis», arrodillado también, pero dos pases, cuando se puede. Que sí, que le gusta a la gente, pero por eso, cuando se puede. Se ganó a la público en su primer novillo, recibió la única oreja de la tarde, y se curó en salud después. Resultado: repetir a los ocho días en la novillada final. Mirando al tendido y todo, hasta posando pa’ las fotos, pero con algo, alguito, de gracia torera, no con un cinco en Torear de Rodillas: el arte de no hacer nada.

De mi querido Arcila no se puede decir mucho. Dos bestias mansas, a las que mató ahí, con el tiempo apenas justo. Esperemos mejor suerte en los tardes que tiene en Bogotá y Manizales.

Novillada aburrida, «aburrada», porque ha mí eso del toreo arrodillado no es que me guste de ha mucho. Ya veremos que pasa con el repitente Miguel, con un Jerónimo Delgado -que no recuerdo de nombre, de pronto sí de cara, who’ knows- y un novillero aún por designar*. Mañana lo diremos, antes de la corrida de colombianos, la de colombianos pre-feria, porque este año tenemos dos en el abono.

*Así se anunció el cartel la semana pasada, y ahora que me meto al website de Cañaveralejo, buscando información precisa pa’ este blog, adivinen: repite José Fernando Alzate. Otra novillada pa’ ver si responde. Como que volvemos a decir: Ya veremos. Mañana lo diremos.

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