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¿Cómo se viven los toros?

De la 2da. de abono, mi amigo Felipe Botero, El Botija, sacó esta columna sobre cómo se vive la Fiesta Brava. La polémica siempre hará parte de este mundo, contradictorio y mágico. Se las dejo, con gusto. –A.V.

Comparto el punto de Antonio Caballero que dice que una corrida de toros debe tener tres componentes para poder serlo, en lo mas ontológico de la palabra. Los Toros, los toreros y la gente, completan la terna que hace una corrida. Como todo en las corridas va obviamente de a tres.

Ya decía Paquirrí que para torear había que ser consciente de las mujeres que te veían desde la barrera. No lo asumo desde el sensacionalismo pop que generaba este torero, sino porque es, en últimas, el público que va a las Plazas quien permite mantener viva esta Fiesta, tan manoseada en opiniones políticas como “moralistas”.

Quisiera contar entonces lo ocurrido el domingo pasado en la segunda de abono de la Santamaría. No acababa de llegar a mi trono en los tendidos altos de sol -porque comparto la idea que los toros se deben ver desde sol-, cuando expresé en voz alta y ante mis compañeros de corte, que lo que más me aburría de la tarde era volver a ver a David Mora, a quien ya había bautizado en Cali como el Paco Perlaza de España. Hago la aclaración que, desde mi humilde opinión, Paco se conforma como la decadencia del torero a quien no le cabe una sola oportunidad más para “demostrar” eso que tiene, o que en su caso particular no tiene: alma torera.

Al acabar mi frase sentí una mirada de esas degolladoras que provenía de apenas unos cuantos centímetros al lado izquierdo de mi nuca. Al verla, vi una de esas mujeres que se visten para ir a la Santamaría y que dejan sin aliento a los toros, los toreros y a la gente. Me senté junto a ella sin comentar más mi posición sobre el español, con ese sentimiento de pena que siempre me ha cararacterizado al decir en voz alta uno de mis comentarios ácidos. No sólo apenado, también intimidado por tanta belleza. Luego pensé: “Ella es solo una más que viene a tirar farándula a la Santafarandulería«.

La corrida empezó y la vecina de mirada de descabello me dejó sin palabras. No por lo guapa sino por sus comentarios. Mencionaba por nombre propio el encaste Domeq de Agualuna, comentaba los pases del quite de Mora por su nombre español y decía con burla “o Cacerina como les llaman acá”. Reconoció, con la velocidad de torero de muchas tardes, los defectos y virtudes del toro: “este es noble pero por lo flojo de remos no va a haber faena”. Efectivamente, esos comentarios eran de alguien que sabía de toros y que había recorrido ese hermético y extenso mundo taurino.

Sin embargo, olvidándose de su conocimiento y dejándose llevar por la pasión, aplaudía sonoramente y se paraba en el tendido con cada una de las tandas de David Mora, mientras yo seguía orgulloso de mi comentario anterior, pues este corría la mano a velocidad de Nascar mientras que el noble iba sin generar peligro siguiendo su recorrido a paso de carretón. Para comentar algo de la corrida, puedo asegurar que las tandas de Mora se compusieron de los pases con mas ínfulas de querer ser arte, pero lo menos templados que he visto en mi corta vida. Menos templados que la hamaca que hay en mi casa; eso ya es mucho decir.

Pasado ya Mora y habiendo transcurrido de largo y sin mucho que recordar la faena del primero de Luis Bolívar -a excepción de los Maicitos-, salió Pablo Hermoso e hizo rugir la Plaza. Ese rugido típico que genera cualquier rejoneador y más aún porque se trataba de Pablo, el rejoneador Superstar, que ha llenado las plazas de Colombia y que ahora, tristemente, lleva las dos orejas sumadas a su estadística desde el paseíllo. Me duele decirlo pero Pablo me había reconciliado el año anterior con el rejoneo, pero en éste, sus actuaciones parecen las de Castella en sus años de Cali, una copia, un video de Youtube.

Y aquí se desató la polémica en la fila de abajo. Uno era juzgado por grinch y el otro, por torerista. Al Grinch nada lo complacía y al torerista todo lo excitaba. Yo invitaba a la bota y a la reconciliación del guaro pa’ poder seguir viendo el encierro, pero la tensión no paró incluso concluida la corrida.

Mientras la polémica estaba desatada, mi vecina ni siquiera oía los argumentos de parte y parte, sólo se tapaba la cara y hacía gestos de llanto antes del segundo de Mora. Ella tenía un miedo superior al del que vestía de luces. ¿Miedo a qué? ¿A perderlo? ¿A perder su amor, su amistad? Nada de lo anterior me consta pero se sabía que era cercana al “mataor”. Ella estaba extasiada y paniqueada, no me atrevería a decir que disfrutando pero por lo menos se quedó hasta el arrastre del último.

Los de la polémica seguían cada uno parado en su punto. Uno alegó toro tras toros y encontró defectos obvios para cualquier espectador concentrado, mientras que el otro aplaudió cada paso del trapo así fuese trompicado, cada quiebre del caballo así estuviera a metros. ¿Disfrutaron? No lo sé, pero ambos se quedaron hasta el arrastre del último…

Ese tercer componente de las corridas, LA GENTE, es tan disímil como similar. Cada quien tiene su torero, su ganadería, su aproximación, su propio entendimiento, pero lo mas importante, su forma de disfrutar. Hay quienes se emocionan de sólo estar allí. Hay quienes la mezcla de miedo, arte y amor los hace esperar, odiar, amar y temer. Y hay otros que su búsqueda eterna de lo verdadero los hace disfrutar el paso de cada tarde fallida. Al final de cuentas todos somos aficionados a los toros y todos nos quedamos hasta el arrastre del último. Como diría el mítico Gallo, entre los toreros y los espectadores: «Cá uno es cá uno«.

El Botija.

Post en respuesta a esta entrada de Abadía Vernaza en este blog  y a otra de nuestro amigo Andrés Rivera.

Encierro:

  • 4 de Agualuna, buen trapío, nobleza a excepción del segundo, pero indudablemente faltos de bravura y fuerza.
  • 2 de Ernesto Gonzales, nada qué decir, lo mismo de siempre.

Luis Bolívar: Oreja y Aplausos.
David Mora: Oreja y aplausos.
Pablo Hermoso: Dos orejas y aplausos.

P.D.: Nuevamente pido excusas por la ausencia. Debo aceptarlo: no tengo la disciplina. Si A.V. lo permite y me regala un espacio, en algunas ocasiones seguiremos escribiendo a là limó.

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Preguntas a doña Cañaveralejo

Al ver la acomodación final de los carteles, surgen algunas preguntas:

¿Por qué los franceses no torean juntos? ¿Será que a Jalabert le ha subido el miedo y solo va en pocas tardes? ¿O será que tanto arte no tiene residencia en la catedral vallecaucana de la tauromaquia?. Y su compariota, Castella… ¿Sentirá que ya pasó su hora de gloria en esta ciudad, la cual se enorgullece de estar viva mientras con patadas de ahogado convertidas en publicidad intenta llenar los tendidos?

Y el maestro Rincón, a quien se le ha visto tan triunfador en las principales plazas de la Madre Patria, y tan lleno de berrinches en su casa, la Santamaría durante la primera castañuela de este año, ha decidido volver a la Monumental caleña. ¿Será que ya le pagan lo que una figura como el maestro merece, aunque sea menos de lo cobrado en los demás cosos del país? ¿o sentir tan cercano el «inevitable» corte de su coleta, le habrá hecho hervir la sangre como en aquellas tardes de gloria en Madrid.

Vienen también los hijos de los grandes maestros. ¿Recordarán y revivirán las andanzas de sus antepasados? ¿o por el contrario, tanta sangre nueva revolucionará las arenas americanas y del mundo?.

Son muchos los cuestionamientos y las inquietudes sobre estos días de sol -ojala y se vaya la lluvia-, sangre y arena… Pero lamento recordarles que esta fiesta pertenece al que, casi siempre, va vestido de azabache, y solo de él dependerá si vamos a seguir esperando la tan ansiada tarde donde creamos que lo hemos visto todo y se renueve el bicho de la afición hasta un próximo año, o si simplemente tengamos que seguir buscando en internet videos de tardes virtuales que alguna vez llenaron de gritos los tendidos….

El Botija

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Mano a mano «taurobloguero»

Esta plazuela, tan monumental como muchas otras, siempre estamos pendientes de armar los mejores carteles pa’l mejoramiento de la Fiesta. Y pensando en la democracia, en la pluralidad, en la variedad estilística y tantas cosas más -la verdad es que no, acá no pensamos en el deleite y la farándula- hemos invitado a un nuevo colaborador a este tauroblog: su nombre, Felipe Botero «El Botija».

Este será un mano a mano, taurobloguero y desamarrado, entre myself, Abadía Vernaza, y mi queridísimo «El Botija», que hará de la crítica tauromaniqueísta un zafarrancho. Prometemos a la afición mucha sangre, mucho sudor y mucho peligro- juventud divino tesoro. Acá lo haremos cargando la suerte y gritando a lo loco, porque por algo lo escribimos desde sol.

A las mujeres bellas, a los hombres con pinta y plata y las páginas sociales se las dejamos a los niños bonitos de sombra. Acá los toros se viven, se sienten. Se defienden y se protestan. Templando, cargando y metiéndonos con toreros y ganaderos, directivas y demás partes, porque acá somos muy de toros.

Comparto la mitad de la gloria, en un mano a mano que será famoso. Y toreará muchas plazas y muchas tardes.

Y para aquellos que creéis que perdí la autonomía de mi tauroblog, no os preocupéis, que confío en las capacidades de mi colega, en su sentido y su agudeza. En su capacidad crítica y desmadre con los que no respondan cabalmente. E igualmente,  el administrador de este blog -lo confirma WordPress- soy yo, y aquí mando yo. En definitiva, soy el jefe de esta lidia.

Pero me gusta este mano a mano, es más… digámoslo, bulloso. ¡Esta empresa arma buenísimos carteles, por dios!

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