Con profunda tristeza llegó el final de la temporada taurina acá en mi tierrita colombiana. Se han acabado los festejos, los remates, incluso las tertulias. Ya entramos a ese intermedio larguísimo que va de marzo a diciembre. Son 10 meses que a veces se me hacen eternos, y la nostalgia se me presenta con muchísima intensidad.
Pero bueno, esta casa no cerrará sus puertas, ni mucho menos. Aún quedan cosas -muchas, tal vez las más importantes- por decir y otras cuantas -la mayoría- por aprender. Es solo un slow-down a este ritmo taurino en plena temporada-que a mí nunca me cansa, pero como todo en la vida, hay que pararle bolas a otras responsabilidades. Seguiré pendiente de la taurosfera. De los blogs que no dejo de revisar a diario y a través de ellos mantener ese fuego interno que cargo y que se desborda cada vez que voy a la plaza de toros o pienso en ella.
Ejercicios para este año: seguir pendiente de la temporada española, por supuesto. Revisar el siempre gentil Youtube para ver faenas y sentir un restico de la emoción de los toros. Leer e aprender más sobre la Fiesta. Procurar ir a alguna corrida de provincia (por ahí en fiestas de pueblo se organizan un par) para conocer cómo es el maní allá. Y sobretodas las cosas, seguir defendiendo la integridad de la Fiesta y de S.M. El Toro.
Agradecimientos a todos los amigos hechos en estos cortísimos tres meses de actividad; a los de Torero, Toro y Afición, al apreciado Betialai, a Lupimon, a todos los que han leído y participado en esta cazuela, tan sencilla y bonita como la placita de mi infancia. Tan honesta y entregada a la Autenticidad, a la Integridad y a la Justicia dentro de la Fiesta Brava. Y que con verdadera humildad trató de brindar una perspectiva diferente sobre la temporada colombiana: la del aficionado.
Me ratifico con el Manifiesto: Nada tiene importancia si no hay TORO ¡Por una fiesta íntegra, auténtica y justa!
Un saludo muy especial a todos. La casa queda abierta.
Abadía Vernaza
PD: Ya mi novia podrá «descansar» porque tendré más tiempo para ella, pero nah que ni se crea, porque al toro siempre lo llevo en la mente ¡Y olé!