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Elegía por lo olvidado. – 1ra. Abono.

Estando en la Plaza, la primera mitad de la corrida la resumía con una palabra: Dureza. El primer toro, llamado Gitanito, había resultado manso y peligroso, una alimaña, que Castaño tapaba para poder torear. El segundo, Sasaimuno, marcaba un interesante bravura, que exigía, y a la segunda tanda propinó dos certeros pitonazos que resultaron en grave cornada a Alberto Aguilar. Y el tercero, Palmireño, brindó una brava lidia y hacia el final J.F. Alzate vivió una guerra para poderle estoquear, sonando los tres avisos. Era una corrida muy dura, si lo reducíamos a lo acontecido. Pero después, vinieron otros matices y con el pasar de los minutos empecé a dudar si eso que ahora llamamos aspereza y dureza simplemente es la misma bravura que se ha perdido de las Plazas de Toros y los aficionados, cabales y palmeros, casi no hemos vuelto a ver.

Oyendo las reacciones después de las corrida, ciertas vertientes tachaban a la corrida de tosca, de desclasada, de falta de alegría. Y por otro lado, algunos la exaltaban por pavorosa, por seria, por verdadera. Acertadamente, se reivindicaba el miedo como ingrediente fundamental de la Fiesta Brava. Porque el miedo viene con una emoción única, un halo especial que cubre el ruedo y hace que hasta el más farolero no pueda quitar los ojos del ruedo. Desde el día antes de la corrida le decía a dos veterinarios de la Plaza de Cañaveralejo que cuando un Toro salta a la arena, la Plaza respetuosamente calla o aplaude enardecida al grito de ¡Toro! Cuando salta un novillo, el público pita, se enbronca y le llama a la madre hasta del chino de las puertas. Y siendo así, cuando saltó Bienvenido, lidiado en 4to. lugar con 568kgs., la Plaza hizo ¡Uhhh! y se empezaron a escuchar los aplausos, algo que no debería ser la excepción sino la regla. Bienvenido iba de largo, con potencia, se quería comer el capote de Castaño y cuando llegó la suerte de varas, este Mondoñedo demostró lo que tenía imponiendo su ley, ante 3 picas con 2 tumbos. El ruedo de Cañaveralejo mostraba una estampa antigua con dos caballos en el suelo y decenas de hombres y capotes controlando el caos que provocaba una bestia brava. Yo como aficionado, me fui 100 años atrás y gritaba ¡caballos, caballos!, tratando de vivir por unos segundos una tauromaquia que ya suena antiquísima. Lo más miraban con cara de quién es este loco y otro pocos y tímidos aprobaban con su mirada nuestra reacción ante el espectáculo de poderío que nos daba el toro en el ruedo. Todo esto parecía una excepción, bastante incómoda, de lo que ya dije es una tauromaquia antiquísima.

Foto por Andrés Rivera.

Segunda vara y segundo tumbo. (Foto por Andrés Rivera).

Para cerrar vinieron Canciller y Tejedor, dos toros en ley, de miras uno logra saber quién es el tío que salió de ese hoyo negro que antes llamaban de los sustos. Canciller tenía una embestida poderosa, un toro que algunos dirán que de poca “toreabilidad” pero al que se le plantaba pelea y se podía llegar a la cima en sus lomos. Se comió vivo a J.F. Alzate. Después vino Tejedor que si volvemos al término inicial, traía más dureza y también desbordó al poco toreado Alzate, que con dos corridas en el año encontró hueco en este torrente de bravura dura.

Pero ¿por qué me explayo con estos detalles, insistiendo en la dureza de su bravura? Porque con el pasar de los minutos empecé a entender que eso que ahora muchos quieren clasificar como aspereza, falta de alegría y toreabilidad, exceso de miedo, es lo que le falta a esta Fiesta tan estúpida a veces. El torear no se ha planteó nunca como dar pases, cual si se jugara con el perro de la casa, que va tras una tela, queriendo morderle. El toreo se ha planteado siempre como la lucha mortal entre un toro y un torero. La bestia pavorosa, a primera vista más apabullante que el hombre, se ve enfrentada y burlada por la sapiencia torera de un hombrecillo de a pie. Es más,en el Diccionario de nuestra querida lengua, la 2da. acepción  de Lidiar dice “batallar, pelear” y la 3ra. dice “Hacer frente a alguien, oponérsele”. Si estar frente al toro hubiese sido cómodo, el verbo lidiar jamás hubiese cargado esos significados, es más, jamás hubiese existido en nuestro idioma. En ese orden, decir “dureza” es más bien un adjetivo paliativo hacia una condición que debe ser intrínseca de la Fiesta Brava, eso que la constituye y la encumbra en la más grandes de las artes. Lo que ayer se vivió en Cañaveralejo, que parece una excepción que algunos tratan de desprestigiar por exceso, es lo necesario para volver a situar un espectáculo complejo entre los hombres y mujeres que poco o nada han aprendido del dolor, del sufrimiento, del miedo, de la garra, del valor. Porque en una tarde como la de ayer podremos discutir por horas los pormenores técnicos de una tarde de toros, pero lo único cierto es que a todos nos entregó una lección de miedo y verdad que hace rato no vivíamos. Nadie espera o desea que un torero como Alberto Aguilar pague con su sangre el vestirse de torero, pero así es la tragedia de los toros. Una cornada no es en ningún momento una deshonra. Por el contrario, ese cristo caído, llevado por sus compañeros hacia la enfermería es la imagen del hombre que se paró donde casi ninguno otro se quiso parar y con su sangre recogió una herida de grandeza. Sasaimuno, un toro bravo, propinó la cornada que le ordenan sus instintos en su condición de Toro y también pagó cara su muerte ante el pasaporte casi inmediato del director de Lidia. Pero así son los toros.

Foto por Andrés Rivera.

Así iniciaba toreramente Alberto Aguilar. Se intuía una faena. (Foto por Andrés Rivera).

Foto por Andrés Rivera.

Al iniciar la segunda tanda, Sasaimuno II prendió a Aguilar. Cornada grave. (Foto por Andrés Rivera).

Castaño y Alzate, se vieron desborbados por esta casta que ya parece de otro tiempo. Que está desajustada al canon contemporáneo, y por lo tanto, incomoda. 5 de los 6 toros de Mondoñedo fueron, a mi juicio, toros bravos. Pero no la bravura de nuestros tiempos, alegrona, bobalicona y exceso afable. Esa dichosa bravura “dura”, que exige hacer el toreo. Al final comprendí, más que nunca, que es la misma bravura de siempre, que ahora tratamos de llamar dura, pero que no es más que el instinto más poderoso del Toro de Lidia.

Abadía Vernaza.

Coda:

La galería fotográfica se puede en la página Fiesta del Toro. No se pierdan todas sus fotos.

Video completo de la corrida, con reseña en Banderillas Negras. Y reseñas por la afición todo el abono.

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Una buena corrida… de las posmodernas

El domingo vivimos una buena corrida de esas que se viven en la tauromaquia posmoderna y que a fuerza de repetición parece que nos va a tocar aprender a disfrutar para no ser siempre el amargado. Y es que si en la novillada vimos animales poderosos, con fuerza para empujar en los caballos, esta corrida fue el regreso del monopuyazo y el toreo entre algodones.

El flojo y falto de fuerza encierro era de Las Ventas del Espíritu Santo del Maestro Rincón. 6 animales en el tipo de Las Ventas, que en este lado del charco son la quintaesencia del toro-artista. Animales movelones, repetidores, en su tipo bien puestos pero que no pueden con su propia animalidad. De fuerza, nanai. Los tres primeros, besando la arena. Incluso, un cinqueño de casi 600kg, lindo, pero que no podía consigo mismo el vergajo. Volvieron los temores de tullidos y aumentaban los argumentos achacados al ruedo. Mera falta de fuerza. Los tres siguientes, a falta de una expresión sarcástica, permitieron el lucimiento de los toreros.

El parche de tres esta tarde fueron Sebastían Vargas, «El Juli» y Sebas «Ole, torito» Castella. En orden, Vargas «prendió» la fiesta en su primero con la banderillas, tercio para el cual es un putas, para qué! Con la muleta, lo justo y adiós. En el segundo, como ya nos acostumbró, puso un par al violín para apretar nalgas, arriesgó y aplausos. Después, en torería voluntariosa y deslucida, lidió al cuarto, levantando una oreja, larga por la Presidencia.

Julián L. «El Juli» tuvo en suerte en 1er. lugar un bicho que salió sin patas. ¿Y qué pachó? Pa’ la eternidad. En el segundo, Julián salió con muchísima voluntad, como hace mucho no le veía, dirigiendo la clínica lidia de un posmo-torito. Monopuyazo, los tres pares de regla (cosa que se respeta en Bogotá, must say) y al trapo rojo. Estático, Sembrado en la arena y toreando a media altura, ejecutó una buena faena, según las condiciones del animal. Lo lidió bien, se sintió a gusto y mostró variedad en la muleta. Cuando fue la hora, y desoyendo los impertinentes pedidos de indulto, se fue sobre el mono y plantó una estocada precisa. El toro plantó su último aliento en centro del ruedo y le valió la vuelta al ruedo. Al Juli, no tengan duda, le dieron las dos orejas.

El que cerraba era Castella. Eso del Cid no era nada. Habían quedádose pegados un par de anuncios del año pasado. Y aguzados que somos nosotros, los vimos… En el primero, salió un burraco sin fuerza que la Santamaría en su afán de protesta, armó un jaleo para la devolución a los corrales. Hasta la espalda al ruedo dieron, sin razón. El Presidente lo negó y se plantó y Castella debió continuar. Faltísimo de fuerza pero había que torearlo. Lo hizo de forma digna, arrancando buenos pases y ahí los volteados volvieron a mirar. Así es a veces esta Plaza. En el segundo, empezó con el video de Youtube pero pronto cayó en cuenta (¡por fin!) que el toro exigía otra lidia. Supongo que mentalmente recordó la cátedra de tauromaquia y lidió dando el sitio, el tiempo y los espacios al animal. Perdonen si soy un poco duro, pero es que jamás le había visto por fuera de su coreografía. Toreó largo, con temple, mandó al bicho y también desoyó los pedidos de indulto. Este no fue agraciado con la vuelta al ruedo, Castella sí. A hombros salió junto a El Juli.

Así se cerró la 1ra. de abono, con el jaleo innecesario de la Santamaría, con los pares cojonudos de Vargas, con los pases adornados de El Juli y con Castella cambiando un poquito para bien. Una de esa tardes donde las maricaditas pagan la boleta y hacen que sea una buena corrida, de esas de las posmodernas.

Abadía Vernaza

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El Toro nos visitó en Bogotá.

He regresado un año más a la Santamaría. A la que acuerdo con sus slogan publicitario (para atraer people, obvio) es la mejor feria de América. Sin ser un dechado de virtudes, la Temporada Taurina en Bogotá es la mejor rematada tanto en toros como en toreros. Es la feria más decente de este lado del charco. A la novillada no fui, no me levanté. A la corrida sí. Y menos mal lo hice.

El Capitán Barbero ha enviado un encierro con todas las de la ley, en trapío y comportamiento. Todos los toros tuvieron la seriedad que manifiestan los animales bien criados y bien enrrazados. Desde el sorteo, se veía en los corrales una corrida serie, bien plantada, una tarde con ají. Y como ya es costumbre acá, y en todo lado, estas corridas serias, poderosas le tocan «en suerte» (porque acá de azaroso no hay nada) al cartel con menos peso de todo el ciclo taurino, en este caso, la penosa «corrida de colombianos». Los 6 toros de Santa Bárbara revelaron la falta de sitio, técnica y valor de los tres alternantes. A mi modo de ver, fue de esas corridas que tanto me gustan, donde el Toro, la supuesta bestia bruta, humilla el honor de la razón humana. Los tres pobres toreros nunca supieron qué hacer con los animales del Capitán, y a punta de trapazos quisieron disfrazar faenas que, afortunadamente, no todos se tragaron, especialmente en los tendidos de sol. Una tarde donde el grito de Toro, Toro, Toro hizo su aparición en todos los turnos, y los espadas, honor por el suelo, no podían hacer nada para evitarlo. Además, sus pocas condiciones así se los permitían. Dos toros premiados con vuelta al ruedo, junto a dos orejas regaladas para no seguir «insultando» más a la razón humana. Es más, me sorprendió ver a la Santamaría tan entregada al animal, cuando para nadie es un secreto que esta Plaza es más de toreros.

Pero es que ayer Bogotá tuvo a bien recibir la visita de 6 toros, con bravura los más, con resabios de manso los menos. Pero animales que destaparon la incapacidad torera de los actuantes y salieron vencedores en una tarde donde al final, después de despedir a los toreros entre algunos aplausos y algunos pitos, la afición pidió la vuelta al ruedo al ganadero, quien humildemente, disfrutando de su triunfo, accedió a saludar desde el tercio frente al burladero de matadores. El mismo burladero donde todos, subalternos y apoderados, sacaron cartilla a ver si alguno de los matadores podían entender qué hacer con alguno de los animales. Y que así no hicieron.

Palmas unánimes al terminar la corrida al ganadero, quien cumplió con su cuota de la tarde, enviar un gran encierro. No digamos que lástima que no haya habido toreros, eso ya lo sabíamos. Mientras haya toros, al menos yo, soy feliz. ¡Y nos falta la Mondoñedo!

Abadía Vernaza.

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¡Hemos vuelto! Novillada y algo del bororó con Guerrita.

Pero antes, hay que decir las cosas como son. Y las cosas son que este año no iba a hablar de la temporada taurina de Cañaveralejo. ¿Por qué? Simplemente, porque este año no estoy abonado. Este año, por compromisos en otras tierras, no estaré hasta el final de la Feria. Es más, no iba a estar en Cali durante las fiestas de Fin de Año. But, that’s life. Heme acá, de nuevo, yendo a Cañaveralejo por no sé ya cuántos años consecutivos. Eso sí, no voy a todas y de esas me callaré. No me importará que escuche, que me cuenten, nada. No hablaré. Si Felipe Botero o alguien más de mi entera confianza sobre su criterio taurino asiste y así mismo se motiva, lo publicaré. Evidemente, bajo su nombre y no el mío. «As clear as an unmuddy lake» como diría Alexander DeLarge. Ah, y hasta ahora, vamos hasta el 31.

Va larguito, estas están saltables. Pero se pueden leer, como por no dejar.

Ahora sí, procuraré no hablar tanta cháchara. Rápidamente, comentarios sobre la Temporada en general, cómo está montada y eso: ¡Pues salta a la vista! En el papel, una temporada más decente. Se nota algunita manito (¿de quién será, de quién será?) aunque haya sido suavecita. Eso sí, mucho Luis Bolívar, mucho, mucho. Pero bueno, el hombre tiene la ventaja de ser caleño y figura. Hay cómo meterlo ¿Sabéis por qué no firmó en Bogotá? Indagad, se escucha un chisme bombi. Se percibe una temporada más decente, cón «algo» por ahí. Un no sé qué, no sé dónde, y como que así ha vendido. Es que cuando se meten la narices al menos pa’ tratar de pillarse qué habas se cuecen pues la cosas cambian. Esperemos.

Entrando en materia de la novillada, sosa, tediosa, como suelen ser las novilladas en Cañaveralejo. ¿O las corridas también? La verdad, ni una pizca de emoción. Obvio, son pelaos, empiezan, tienen mucho camino por recorrer. Y de eso se trata la vida, o al menos así me decían los viejos, de aprender. Como dicen, hay que leer. Y todos seguimos por ese camino. Pero en sí, la novillada muy poco en ella. Suertes mal ejecutadas, lo que se traduce en una pésima lidia y terminado en una sosísima noche de corrida. El comportamiento de los novillos de Paispamba dejó mucho de qué desear. Los vi flacos, escurridos y apenas aceptablemente armados. El 5to. fue castigado con unas justas banderillas negras, de las cuales sólo se pusieron 2. Pero hay que resaltar que es un castigo completamente olvidado y que poquísimos exigen. «Ay, que banderillas tan feas», comentaban algunos. Pero todos sabemos que el día de la cabalgata, de noche, en ese «mierdero» y novillada, no se va a toros, porque ¡ajá, pa’ qué! Así se vio. Ni fu, ni fa.

Seguir leyendo después del salto que ahora empieza lo carnudito, sí que sí.

Segunda de abono. 1ra. Corrida de Toros. Aforo de 1/2 plaza. Toros de El Paraíso para los matadores Paco Perlaza, Guerrita Chico y el rejoneador Álvaro Montes. Se ha celebrado una aceptable corrida de toros, de comportamiento irregular tendiendo a potable y bueno…

Nah, vosotros sabéis que acá no hablamos así y no nos ponemos con pendejadas. Al punto, al grano, al furúnculo del asunto y que es lo que los tiene buscando en Google y disparando las visitas (y supongo que a otros, why not, blogs de toros que hablen de Cali). ¡A lo bien, y de puro tas tas, Guerrita Chico la cagó! Cometió el error más estúpido que pudo haber cometido en su carrera de ¿matador? de toros! Mirame, compay, morder la mano que te da tu corrida más importante de tu calendario, eso no hace. Ahora, desconocer la autoridad de la Presidencia es  más grave aún. ¿En virtud de qué? De un buen toro que daba para una faena importante pero dudo mucho la excepcionalidad (obvio, del animal) que exige el Reglamento Nacional Taurino para conceder el indulto. Así que vamos por partes:

1. Guerrita Chico tiene su corrida más importante en Cali. Digamos, esta es su plaza. Acá se forjó como novillero y matador. Acá tiene una cita año tras año y en esta es la única que lo veo anunciado en una plaza de 1ra. categoría. Entonces, simplemente, una soberana estupidez hacer eso. Es la peor deshonra y más aún si es siendo en una plaza que le ha apoyado. Es morder la mano que dá de comer, como se dice por ahí.

2. Desconocer la autoridad de la Presidencia, sobretodo en una completa falta de criterio profesional ¡Imperdonable! Ausencia de toreria total. Completa ausencia de profesionalismo. Completa ausencia de conocimiento de la tauromaquia, de las condiciones del animal, de la lidia. Peor aún de amor propio y de conciencia de lo hecho en el ruedo. Que el público festivo y guapachoso pida indulto, pues bueh, eso pasa hasta en la mejores plazas del mundo. Que pesar el torito y así. Pero de un profesional del mundo del toro es incompresible No quiero usar palabras fraude, desvergüenza e irrespeto… Ups, ya lo hice. Pero bueno, es verdad. Dejemos así y sigamos con el sermón. Entonces, pa’ redondear, es un muestra de la incapacidad profesional del matador de toros, lo que deja en entredicho sus conocimientos, maneras y pundonor torero. Y de eso se trata todo esto. De arte, de técnica, de torería. Por ahí leí que Guerrita Chico si volviera a nacer no sería torero. Hombre, yo también escogí mal qué quería hacer en la vida y cambié. No es el fin del mundo. Hay otras opciones. ¿Y por qué digo esto? Porque es cierto. Demostró incapacidad y desconocimiento.

Ahora, se vienen otras implicaciones. Escribo esto en hot, hot, hot, pero tengo pendiente revisar bien el procedimiento a seguir y procuraré velar por el cumplimiento de este. Multa y veto son las que deben aplicarse. El Presidente actuó bien, insistiendo en avisar la excesiva tardanza y desconocimiento de su Autoridad al ordenar la muerte de un toro sin «excepcionales condiciones y comportamiento durante la lidia». Ah, qué dijeron, que yo no leo. Y Guerrita se pifió, es que no hay de otra.

Ahora, como en Cañaveralejo las cosas no suelen ser lo que parece, mi malpensamiento y agriura, porque bien Grinch soy, me hace pensar cosas, cositas por ahí. Y como uno para oreja y además se imagina cosas, pues ese «indulto» (DEVOLUCIÓN A LOS CORRALES, ehem) tiene un tufito que no se me va a escapar. Torito vivo y padreando, mis polacas. Pero ahora dejemos ese temita así.

La Presidencia está actuando con mano dura (y poco corazón grande jeje). Eso hay mano metida por ahí. Se ve, se siente, el Valle está presente. Y pues nada, pa’ eso está. Aplaudo decisiones acertadas y Reglamento en mano. Que siga así porque pa’ eso está. Me indigna que un torero que acusa tanta incapacidad vaya a Cali, pero también esos teje-manejes que aún no están del todo claros. La buena actuación de la Presidencia, en representación del Gobierno de la Ciudad, es el principio pa’ tratar de acabar ese zafarrancho que es Cañaveralejo y que terminó en ese fiasco de temporada que fue la pasada (Lo que nos motivó a cantar verdades el último día. Y gustaron los versitos, saben. Mucha gente los recuerda con cariño y ternura. No podíamos quedarnos callados. Simplemente, no se podía).

No me gusta dejar de lado al Protagonista de la Fiesta, así su papel en la tarde esté relegado y hasta desaprovechado. Del encierro digo que me gustó, en general. La ganadería de El Paraíso siempre tiene esa pizca de emoción y raza que salva tardes Al menos, para mí, tres de los animales tuvieron esa punta de bravura. Animales sin la vistosidad y trapio que en muchas ocasiones ha mostrado Pimentel, pero algo de raza. Lástima la incompetencia de los matadores de a pie, Perlaza y Guerrita por si las moscas (sabéis que de rejoneo no hablo, pero me gustó en algo). Pero mientras exista pésima lidia por falta de tauromaquia, pérdidas. Se fueron buenos toros al destazadero y nosotros a hablar de decretos, reglamentos, sanciones y cosas de esas. Así es esto. Seguimos esperando la «comunión». Y mientras tanto, nos entretenemos con los farolines tan chuscos que se arman en los alrededores. ¡Ay, volver es tan divertido!

Se les quiere.

Abadía Vernaza.

PD: Les prometo Artículos del Reglamento Nacional Taurino pero es que en Cali estamos de Feria y uno llega tarde a casa. Y hay que dormir. En serio.

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Cuando nada se hace bien – 1ra. de abono.

Ya ha empezado -en el papel de la programación, por lo menos- la temporada taurina 2008-2009 en la Monumental Plaza de Toros de Cañaveralejo, en Cali. Digo en el papel porque la novillada de feria nunca ha sido una tarde importante. Es comprensible. Día de Navidad, que en estas tierras se tira la casa por la ventana y el 24 de diciembre marca el inicio para muchos de la Feria de Cali. Es comprensible que el que asista sea un público verbenero.

Pero cuando nada se hace bien, nada merece ser destacado. Una noche de toros aburrida, insulsa, donde ni molestarse valía la pena. Molestarse con quién. Con los novilleritos fuera de sitio y sin técnica. Con los mismos cuadrilleros que año a año repiten, y como conocen de palmo a palmo el público de Cañaveralejo, no se molesta en ejecutar ninguna suerte como debe hacerse. Con mono-picadores, con quién. Dentro de tanta inutilidad, se pierden unos novillitos descastados e irrelevantes de Paispamba, que pisaron el ruedo de Cañaveralejo sin ninguna importancia.

De la tarde, sólo cabe destacar el «Ay, Jalisco no te rajes» entonado por la Banda de la Plaza, mientras toreaba Montoyita, novillero mexicano, en una faena también insulsa, donde parece que la tocaron porque no se iban a quedar con la partitura ensayada. Como lo que sucedía en el ruedo era tan emocionante la conversación nos llevó a hablar sobre una película de Disney, donde el Pato Donald viaja por América, y entonan a ritmo de «Ay, Jalisco…» una canción llamada «Los tres caballeros». Como mis compañeros de tarde decían que me la había fumado verde, os dejo la prueba de la existencia de tal canción.

Montoyita, en nada. Alzate, muy en la línea Alzate (preocupante que uno tan joven ya los tenga fichados). Sergio Blanco, ¿Ah, el toreó?. Los Paispambas, un encierro más que pasa por la Plaza. Así de interesante fue la primera noche de Feria en la Plaza de Cañaveralejo.

Abadía Vernaza.

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Lo prometido es deuda…

[Informe pendiente de la 1ra. de abono en Bogotá, a la cual no pude asistir, pero el viejo Boti, sí. Tarde pero llegó -es que la mandó por correo de mulas, creo yo. Saludos… Abadía V.]

Por: El Botija

Una vez terminado mi proceso de catarsis hacia los comentarios de Abadía, mi regreso a esta plazuela era inminente. Más excusas hubieran sido alimento de incrédulos.

1ra. de abono en la Santamaría. La plaza más importante de Colombia, y una de las de América. Las tres de la tarde y los tendidos no llegan a estar ni a la mitad de su aforo, las peñas regresan entusiasmadas y los aficionados… de todo menos aficionados me atrevería a decir, pues este título solo le queda a quien va a todas las corridas con la ilusión de encontrar ese toro que nunca hemos visto. Este día las boletas eran regaladas al primo, al hijo, al sobrino y al chofer.

En el ruedo poco que comentar, salvo la impactante voltereta que dejó a Solanilla (aplicado estudiante de la Universidad de los Andes) con el brazo ensangrentado y a una fiel barra de amigos con ganas de ver a su compañero salir en hombros, puesto que la cornada lo saco del ruedo esa tarde.

Arcila sin dejar mucho que decir. Su garbo flaco y elevado hace parecer que entre él y el novillo hubiese espacio suficiente para un tren, pases incompletos y poco ángel brillaron en los tres toros que casi no mató este alumno de la escuela de Cali. Sobre todo recordemos que se preparan para ser Matadores de Toros.

Y ahora mi amigo Jairo Miguel, a quien Abadía ya ha presentado en sus notas. Qué decir cuando se mezclan el «arte» del toreo y el desborde comercial. Me corrijo sobre todo el desborde comercial para «la nueva figura del toreo» a quien se le vió dichosa y sin problemas de tendones para firmar el centenar de fotos que pasaron desde el callejón a los tendidos. Y empiezo con esto porque fue lo que más mostró el mozuelo, puesto que en el ruedo abundaron banderillas que no emocionaron a nadie y faenas con tandas de a tres muletazos y cara a los tendidos para percibir el cómo me están viendo ¡si me hubieras visto a mi no habría dudado en gritarte que MAL y que pusieras las intenciones en el ruedo y no en quién te mira! Lo que me entristece es ver a un intento de torear que al matar mal no se pone triste por no lograr las cosas por las que entrena, sino a una estrellita que se frustra pensando en qué han de decir…

Total, otra más, apenas estábamos empezando.

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1ra. de abono en Bogotá: novillada

Como ya había mencionado no alcancé a llegar a Bogotá para la novillada de hoy, sábado 19 de enero, 1ra de abono, en la Santamaría. Pero como esta casa cuenta con amigos cercanos que sí pudieron estar presentes -El Botija, colaborador de esta plazuela- y espero que mañana nos de sus impresiones de la Fiesta, artículo que yo, como debido jefe y dueño de este blog, edito y corrijo antes de salir al aire. Porque como dije hace unas semanas, antetodo aquí mando yo, con la buena fe que eso demanda, obviamente.

Sin embargo, pude adelantarme con él de algunos detalles. El primero, el novillero Juan Solanilla fue corneado, según entendí en el hombro al realizar una larga cambiada, con una herida aparentemente considerable y dejando la novillada en un mano a mano entre Arcila y español Miguel. Como no estuve presente, no puedo opinar, pero no me sorprende que haya sido por andar tirado ante el que no se debe, y seguro estoy que Jairo Miguel recordó dolorosas escenas en los ruedos de México. Espero que el percance de Solanilla no pase a mayores, y aprenda de ser el caso una buena lección. Pronta recuperación, joven.

También adelantaron sobre los novillos de Salento. Que feos, feos, feítos, pero con algunas posibilidades alguno. Así me dijeron vía telefónica. Y de la labor de Miguelito como con mucha tendiditis y show. Esperemos más mañana.

Y que ojalá alcance a llegar a la corrida, porque voy algo atrasado con el viaje.

Abadía Vernaza.

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