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¿Chao, Toros? Lamento.

Hasta el día de hoy, 6 de junio, Bogotá no tendrá Temporada Taurina 2013.

Para resumir, la actual Alcaldía ha aprovechado que es dueña y señora de la Plaza de Toros de Santamaría para trabar la próxima Feria, alegando la defensa a los animales y a la políticamente correcta posición de no fomentar espectáculos de muerte con dineros del Estado, ni sus propiedades. La Corporación Taurina de Bogotá claramente no se ha quedado de brazos cruzados y ha defendido las corridas, valiéndose del contrato vigente entre esta y el Distrito y de la excepción constitucional que lista a las corridas, las corralejas, las riñas de gallos y el coleo en nuestro país como excepciones frente al maltrato animal, por considerarse expresiones culturales de Colombia. Aún así, el Alcalde se ha hecho el de la vista gorda, ha frenado la venta de abonos y según las últimas informaciones, no dará su brazo a torcer. Así es la situación en una de las 3 capitales taurinas en el mundo.

Pero como expresaba hoy en nuestra cuenta de Twitter, mi opinión es que esta situación va más allá de un capricho político -y para muchos populista- de un Alcalde o de un marco constitucional que en teoría ampara las corridas de toros. Para mi, esta situación en Bogotá refleja el estado actual de la Fiesta, desde todas las posturas que atentan contra los Toros, tanto externas como propias al «taurinismo» moderno. De alguna forma, se le puede declarar en coma profundo, por muchas razones que la tienen en este estado. Pero voy por partes.

El creciente movimiento antitaurino y proanimalista ha hecho fortín en la redes sociales para atacar de frente a todas las manifestaciones o actos que consideran maltrato animal, no sólo frente a las corridas. Y francamente, a pesar de la veracidad de algunas informaciones o el choque que producen otras, van ganando cada vez más terreno y sumando un activismo que lentamente pasa de lo virtual a lo real. Y desde ahí, van construyendo plataformas de comunicación masivas en contra de una Fiesta que no entienden, ni comparten y que lastimosamente a nosotros nos cuesta cada día más explicar. De hecho, no me interesa en demasía discutir las tácticas utilizadas por el movimiento antitaurino, sino centrarme en el estado mismo de la Fiesta y cómo es su propia decadencia la que hace cada día más difícil defenderla.

En principio, la Fiesta Brava se sustenta como un ritual a muerte. Una tragedia, no una pantomima. No es una representación de la muerte. Es su presencia. Más allá de las discusiones sobre la sevicia, las corridas de toros son un rito que tiene iguales cantidades de vida como de muerte. De sublime como de cruel. Es ingenuo cualquier otro argumento que trate ubicarlas dentro de un espectro civilizador y/o de moralidad contemporánea (donde prima lo política y públicamente correcto). Son lo que son, sin condescencias, y ahí radica su belleza contradictoria y profunda. En contraposición con nuestra condición contemporánea de simulación y virtualidad, las corridas de toros son un espacio donde luchan las contradicciones, donde se enfrentan los opuestos, sin ningún tipo de mediación. La lucha de la razón versus la fuerza, del hombre frente a la bestia, del valor frente al poder animal. Son contradictorias, intensas, hermosas, subjetivas. Son un acontecimiento, la danza entre la vida y la muerte no se puede repetir. Apenas se puede imitar. Arte, plasticidad, pensamiento frente a instinto, poder, bravura, imponencia. Así, las corridas de toros son eso, un rito. No son un deporte, no son un juego, no son show.

Pero lastimosamente, nos estamos quedando sin argumentos artísticos, estéticos, rituales para defenderlas. La mayoría de las veces, simplemente no tiene sentido. De por sí es muy díficil luchar por algo que contradice cualquier pensamiento racional y que se constituye como una liturgia emocional, básica, instintiva y primitiva (sin sentidos peyorativos). Y si a partir de ahí, las bases que la sostienen -razón vs. fuerza, suavidad vs. poder- no se presentan, ¿qué sentido tiene? Es imposible sustentarlas y como siempre he manifestado se caen por su propio peso. Es la misma decadencia de la Fiesta, su «popculturización», su mercantilización la que nos ha quitado la Verdad y nos la ha cambiado por una pantomima débil de la Tragedia, donde la muerte se ve ridícula, estúpida, dolorosa y hasta innecesaria. Más allá de la bravura, las corridas se sustentan en la integridad del combate, la capacidades mentales y creativas del hombre frente al embate poderoso de la fuerza animal. Razón, creación, fuerza, poder: integridad. Para qué nos quemamos las pestañas tratando de encontrar argumentos «lógicos» que hagan contraposición a quienes están en contra cuando sin escrúpulos algunos mal llamados taurinos la han convertido en una mala imitación de lo que debe ser. Ejemplos nos sobran. Toros de media casta, sin fuerza, sin poder. Suertes que ya no tienen sentido y son un mero trámite. Un espectáculo más, sin fondo. Sé que mis palabras son demasiado fuertes, tal vez me pinten como un descreído absoluto e incluso, en contra, pero creanme que no es falta de pasión y afición por la verdadera Fiesta Brava. Al contrario, es un dolor inmenso que nada tiene que ver con protestas o leguleyadas. Es el dolor de sentir que la misma gente que la maneja la puso en la posición actual, donde priman los beneficios económicos, los caprichos pseudo-artísticos y las parafernalias posmodernas, que nada han aportado, y no la verdadera afición,  la comprensión del acto o siquiera el respeto de una lucha real donde inexorablemente se llega a la muerte.

Es posible que la Corporación Taurina de Bogotá logré recuperar la Temporada 2013, amparándose en la legalidad y el poder político y económico que tiene. Tampoco los antis, en todo su derecho, desistirán en su empeño de acabar con los Toros. Algunos «tibios» tratarán de suavizarla prohibiendo y modificando suertes. Y por un rato más seguiremos en ires y venires, más politiqueros o mercaderistas que verdaderamente taurinos. Pero entonces, más allá de estas coyunturas ajenas al rito, ¿qué podemos hacer los aficionados, los pocos que quedamos, para devolverle su valor, su verdad, su sentido? Algo por lo que valga la pena luchar.

Abadía Vernaza.

PD: Que mejor coyuntura para escribir el post No. 100 de esta casa, así sea doloroso para mi corazón de aficionado.

PD2: En otro post valdría la pena hacer un análisis de cómo llegó a ser Bogotá y no Medellín o Cali las primeras en «caer». Y claro, las razones de cada uno de estas plazas. También en cuánta desconfianza me genera que México «sostenga» los pilares de la Fiesta. Ya le sacaré tiempo.

PD3: No es la primera vez escribo sobre esto. Con más parranda, la última vez había sido durante la pasada temporada.

PD4: Mientras queden, seguidnos en Twitter. A lo bien.

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Gravísimo error.

Gravísimo error haber llamado «toreros honestos» a Uceda Leal y Matías Tejela. En la corrida del domingo demostraron esa total ausencia de honestidad torera, tratando de disfrazar su miedo e impotencia antes los cojonudos Mondoñedos como si fuera una falta de raza de los animales. Y mentira, los animales, especialmente los lidiados en 2do. lugar mostraban el genio y la casta que tienen los animales de verdad, y no la de los estúpidos burracos que algunos crían y les llaman toros-artistas.

Pido mil disculpas a mis cuantos lectores por cometer tan terrible error. Rectifico.

Para mí, la Mondoñedo siempre será una corrida de verdad, una que me hace ilusión. Como en este mundo de las corridas de toros, la crianza del toro es una lotería, un ritual donde la comunión deja mucho al azar. La sangre brava no siempre es brava, y la mansa, aunque siendo una excepción, no siempre es mansa. La corrida de Mondoñedo no deja de ser una corrida provocativa. Podemos llamarla la corrida más dura de estos lados del charco. Por eso, en el sorteo afloran todo tipo de discusiones, se tratan de tumbar animales, recurriendo a cualquier imperfecto para sacarle del encierro. Se discute, se acaloran, se pelea, etc. De todo pasa antes, durante y después de la corrida. Todos saben que ahí, en algún lugar, hay casta. Y muchas veces, de las más peligrosa.

Por eso, a pesar que los tres primeros fueron animales que mansearon, midieron y se rajaron, no eran insufribles. No eran burracos estúpidos. Animales con malicia indígencia, con sentido aguzado, con mala leche. Los 3 siguientes fueron animales bravos -o tal vez, alguno más bravucón. Animales que los toreros no quieren ver ni en un pintura de Goya. Es que ni siquiera en una de Botero. Y así sucedió con Uceda Leal y Matías Tejela. No los quisieron ni ver y trataron de engañar al público santafereños, que una vez más se limpió de la asistencia pop y no comió cuento.

Sebastián Vargas, el torero que en el papel tiene las menores condiciones, se destacó por su entrega y aunque toreó a control remoto y como sus limitadas capacidades lo permitían, por lo menos se le metió en el camino a ese tren que salió en 4to. lugar. Eso se llama pundonor. Leal y Tejela salieron despavoridos, para el hotel. Como se escuchaba a la salida en los pasillos: «¿A qué vino Uceda? ¿De paseo? Pitados, como pedo de loca.

Mondoñedo sacó la casta que su ganadería lleva por dentro. Porque esta tarde comprobé que a mí lo que me molesta es la estupidez insufrible y no la mansedumbre peligrosa, a la que no se le puede andar por ahí faroleando. Para mí, Mondoñedo debe ser la única ganadería obligada en cualquier plaza digna de Colombia. Es más, tienen la casta para lidiar en otras partes. Pero como todos sabemos que no son toritos-pop con ellos no hay bullerengue asegurado.

En varas, buenas peleas, que demuestran cómo son seleccionados y para qué son criados estos animales en las colinas del municipio de Mondoñedo, a apenas 30 minutos desde donde escribo estas líneas.

Abadía Vernaza.

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Mañana, la Mondoñedo.

Lastimosamente, no tengo los créditos de la foto. ¿Será que es alguno de los espléndidos ejemplares que se lidiaron en Cali por allá como el 23 de diciembre de 2007? A mi pesar, no se encuentran muchas fotos de tan bonitos ejemplares.

Mañana, saltarán al ruedo de la Santamaría 6 de estos animales. Confieso que me hace ilusión. Mañana hay promesa de toros. Y de toreros honestos.

¿Les conté la vez que tuve la oportunidad de asistir a una tienta en esta prestigiosa ganadería y vimos una maravillosa vaquilla embistiendo en repetidas ocasiones al caballo, desde querencia a contraquerencia con franca bravura y casta? Las maravillas de esta Fiesta.

Abadía Vernaza.

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3ra. corrida en Bogotá (Rejones).

3ra. corrida de abono: rejones. (Quienes me leen con frecuencia saben que ahí está todo. O casi todo).

Sólo quiero decir que, con contadísimas excepciones que siempre deben haber, la práctica actual del rejoneo es un espectáculo circense que ha perdido el respeto por el animal, tanto al toro como al caballo. Sé que es atrevido, y en el toreo de a pie también sucede. Pero, a mi humilde modo de ver las cosas, el rejoneo hace gala de esta ausencia de honor y gallardía.

Abadía Vernaza.

PD: La segunda corrida de abono fue para mí una mansada insufrible, con un novillo en suerte a El Juli que estuvo espantoso, a puro control remoto. El Fandi, sin torear. Y Solanilla, a seguir entrenando, sobretodo, la suerte suprema.

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El Toro nos visitó en Bogotá.

He regresado un año más a la Santamaría. A la que acuerdo con sus slogan publicitario (para atraer people, obvio) es la mejor feria de América. Sin ser un dechado de virtudes, la Temporada Taurina en Bogotá es la mejor rematada tanto en toros como en toreros. Es la feria más decente de este lado del charco. A la novillada no fui, no me levanté. A la corrida sí. Y menos mal lo hice.

El Capitán Barbero ha enviado un encierro con todas las de la ley, en trapío y comportamiento. Todos los toros tuvieron la seriedad que manifiestan los animales bien criados y bien enrrazados. Desde el sorteo, se veía en los corrales una corrida serie, bien plantada, una tarde con ají. Y como ya es costumbre acá, y en todo lado, estas corridas serias, poderosas le tocan «en suerte» (porque acá de azaroso no hay nada) al cartel con menos peso de todo el ciclo taurino, en este caso, la penosa «corrida de colombianos». Los 6 toros de Santa Bárbara revelaron la falta de sitio, técnica y valor de los tres alternantes. A mi modo de ver, fue de esas corridas que tanto me gustan, donde el Toro, la supuesta bestia bruta, humilla el honor de la razón humana. Los tres pobres toreros nunca supieron qué hacer con los animales del Capitán, y a punta de trapazos quisieron disfrazar faenas que, afortunadamente, no todos se tragaron, especialmente en los tendidos de sol. Una tarde donde el grito de Toro, Toro, Toro hizo su aparición en todos los turnos, y los espadas, honor por el suelo, no podían hacer nada para evitarlo. Además, sus pocas condiciones así se los permitían. Dos toros premiados con vuelta al ruedo, junto a dos orejas regaladas para no seguir «insultando» más a la razón humana. Es más, me sorprendió ver a la Santamaría tan entregada al animal, cuando para nadie es un secreto que esta Plaza es más de toreros.

Pero es que ayer Bogotá tuvo a bien recibir la visita de 6 toros, con bravura los más, con resabios de manso los menos. Pero animales que destaparon la incapacidad torera de los actuantes y salieron vencedores en una tarde donde al final, después de despedir a los toreros entre algunos aplausos y algunos pitos, la afición pidió la vuelta al ruedo al ganadero, quien humildemente, disfrutando de su triunfo, accedió a saludar desde el tercio frente al burladero de matadores. El mismo burladero donde todos, subalternos y apoderados, sacaron cartilla a ver si alguno de los matadores podían entender qué hacer con alguno de los animales. Y que así no hicieron.

Palmas unánimes al terminar la corrida al ganadero, quien cumplió con su cuota de la tarde, enviar un gran encierro. No digamos que lástima que no haya habido toreros, eso ya lo sabíamos. Mientras haya toros, al menos yo, soy feliz. ¡Y nos falta la Mondoñedo!

Abadía Vernaza.

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Diagnóstico matutino

Ahora que me he levantao (-05 GMT) he caído en cuenta del diagnóstico final del festejo de ayer:

Tendiditis Político-Rincónica Crónica.

Así, tan esdrújulo como suena.

Abadía Vernaza

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