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Una buena corrida… de las posmodernas

El domingo vivimos una buena corrida de esas que se viven en la tauromaquia posmoderna y que a fuerza de repetición parece que nos va a tocar aprender a disfrutar para no ser siempre el amargado. Y es que si en la novillada vimos animales poderosos, con fuerza para empujar en los caballos, esta corrida fue el regreso del monopuyazo y el toreo entre algodones.

El flojo y falto de fuerza encierro era de Las Ventas del Espíritu Santo del Maestro Rincón. 6 animales en el tipo de Las Ventas, que en este lado del charco son la quintaesencia del toro-artista. Animales movelones, repetidores, en su tipo bien puestos pero que no pueden con su propia animalidad. De fuerza, nanai. Los tres primeros, besando la arena. Incluso, un cinqueño de casi 600kg, lindo, pero que no podía consigo mismo el vergajo. Volvieron los temores de tullidos y aumentaban los argumentos achacados al ruedo. Mera falta de fuerza. Los tres siguientes, a falta de una expresión sarcástica, permitieron el lucimiento de los toreros.

El parche de tres esta tarde fueron Sebastían Vargas, «El Juli» y Sebas «Ole, torito» Castella. En orden, Vargas «prendió» la fiesta en su primero con la banderillas, tercio para el cual es un putas, para qué! Con la muleta, lo justo y adiós. En el segundo, como ya nos acostumbró, puso un par al violín para apretar nalgas, arriesgó y aplausos. Después, en torería voluntariosa y deslucida, lidió al cuarto, levantando una oreja, larga por la Presidencia.

Julián L. «El Juli» tuvo en suerte en 1er. lugar un bicho que salió sin patas. ¿Y qué pachó? Pa’ la eternidad. En el segundo, Julián salió con muchísima voluntad, como hace mucho no le veía, dirigiendo la clínica lidia de un posmo-torito. Monopuyazo, los tres pares de regla (cosa que se respeta en Bogotá, must say) y al trapo rojo. Estático, Sembrado en la arena y toreando a media altura, ejecutó una buena faena, según las condiciones del animal. Lo lidió bien, se sintió a gusto y mostró variedad en la muleta. Cuando fue la hora, y desoyendo los impertinentes pedidos de indulto, se fue sobre el mono y plantó una estocada precisa. El toro plantó su último aliento en centro del ruedo y le valió la vuelta al ruedo. Al Juli, no tengan duda, le dieron las dos orejas.

El que cerraba era Castella. Eso del Cid no era nada. Habían quedádose pegados un par de anuncios del año pasado. Y aguzados que somos nosotros, los vimos… En el primero, salió un burraco sin fuerza que la Santamaría en su afán de protesta, armó un jaleo para la devolución a los corrales. Hasta la espalda al ruedo dieron, sin razón. El Presidente lo negó y se plantó y Castella debió continuar. Faltísimo de fuerza pero había que torearlo. Lo hizo de forma digna, arrancando buenos pases y ahí los volteados volvieron a mirar. Así es a veces esta Plaza. En el segundo, empezó con el video de Youtube pero pronto cayó en cuenta (¡por fin!) que el toro exigía otra lidia. Supongo que mentalmente recordó la cátedra de tauromaquia y lidió dando el sitio, el tiempo y los espacios al animal. Perdonen si soy un poco duro, pero es que jamás le había visto por fuera de su coreografía. Toreó largo, con temple, mandó al bicho y también desoyó los pedidos de indulto. Este no fue agraciado con la vuelta al ruedo, Castella sí. A hombros salió junto a El Juli.

Así se cerró la 1ra. de abono, con el jaleo innecesario de la Santamaría, con los pares cojonudos de Vargas, con los pases adornados de El Juli y con Castella cambiando un poquito para bien. Una de esa tardes donde las maricaditas pagan la boleta y hacen que sea una buena corrida, de esas de las posmodernas.

Abadía Vernaza

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Las formas de Daniel Luque y algunos detalles más.

Aunque no había escrito (por motivo de viaje), sí pude estar en la 1ra. corrida del año 2010, la llamada «del toro», donde se presentaron Álvaro Montes, Paco Perlaza, Guerrita Chico, Sebastián Castella, Luis Bolívar y Daniel Luque. Un cartel de medio pelo si consideramos los festivales de beneficencia que se organizaban antes o, sobretodo, los concursos de ganaderías. Pero bueno, esta es la Cali de hoy, de medio pelo. Eso fue la corrida del 1ro de enero.

Los toros de la ganadería de La Carolina, Santa Colomas a más no poder. Fue un encierro promedio, ni más, ni menos. Todos se revolvían insistentemente al recibir castigo, pero por momentos despertaban una pizca de peligro. Toro malvados, malencarados, traicioneros. El 6to. ha sido el animal de comportamiento más extraño que he visto en mucho tiempo. Mansurrón en ocasiones, en otras sacaba una «piedra» interna y arreaba contra todos. Por lo menos, no era estúpido. El encierro tuvo su ají, y puso en problemas a los de a pie (ya saben que del que va a caballo no hablo).

Paco Perlaza, nada. Espada de novillero. Guerrita Chico, el animal lo dejó por los suelos, evidenciando toda su carencia de torería. Lo dejó completamente desnudo antes un público que se le vino encima. Sebastián Castella, como el más mentiroso torero de la Temporada. Para mí, Castella es un espejismo torero, una mentira, una posmodernidad torera. Puro toreo pop. Luis Bolívar estuvo un poco más decoroso que sus otras tardes. Ligó algunos pases, sacó algo de su casta torera y pudo sembrar la duda sobre su momento. Daniel Luque fue para mí la sorpresa. Había leído de sus formas «originales», mostradas durante el año en España. Y la verdad, no sé si son originales o no, sus formas son distintas. Me pareció un hombre con mucho temple y mucha energía. Me preocupa que tiene tanta hambre de triunfo que puede terminar afectado con Tendiditis y el falso toreo. Sin embargo, esta noche lo vi toreando con un estilo distinto, arriesgando su integridad de verdad (mostrando lo falso que hace Castella). Y tengo que aceptar que se ganó mi corazón toreando al natural con ambas manos. Hace mucho quería ver a un torero haciendo eso. Me gustó su estilo torero, eso sí tremendista y bullicioso, pero con sitio y temple. Y eso también vale.

La corrida, en general, tuvo sus detalles. Tanto de toros como de toreros. Al menos, tristes y emputados no salimos. La cosa es que ahora es la gran cosa, cuando antes era algo de todos los días. Así decía el tendido.

Se ha terminado Cañaveralejo para mí. Evidentemente, estuve pendiente de lo que sucedió el 2 de enero con Guachicono. Pero como dije, no voy a comentar nada. Espero que alguno de mis compañeros de tardes se motive. Si no, aquí se cerró la Temporada Taurina 2009-2010 en Cañaveralejo con un saldo pobrísimo. Una vez más, la Empresa pegó tremendo petardazo y la Plaza de Toros de Cali sigue caminando hacia una muerte segura y poco honrosa. ¡Que tristeza!

Abadía Vernaza.

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Cobardía y vergüenza.

Que tarde tan patética la que se vivió ayer en Cañaveralejo. Eso sí, nada que no se esperara. La expectación despertada por los tres nombres que conformaban el cartel se veía, pa’ cualquier aficionado entendido, opacado por esa ganadería de tres pelos llamada Puerta de Hierro. Ya uno de entrada sabía que eso iba para el fracaso, la vergüenza y el soponcio. Apenas apropiado pa’ la resaca que tenía por andar compartiendo con mis primos el día anterior. Puerta de Hierro y guayabo son una pésima combinación. Terrible.

Saltaron al ruedo 6 cobardes. No les voy a llamar toros por respetos a los que sí lo son. Incluso, hasta a los que medio son. 6 gallinas pisaron la arena de Cañaveralejo. 6 gallinas muertas del miedo, que buscaron como fuera larcharse de ahí, orinados del miedo. Uno de esos bacanes buscó salida 3 veces, saltando la tablas. Sus otros hermanos no lo imitaron, pero no quiere decir que no lo manifestaban. 6 gallinas que buscaron tablas, la querencia, que no plantearon pelea y salieron despavoridos al recibir castigos. ¡No más a la mierda de gallinas de Puerta de Hierro! ¡No más a las gallinas del Sr. Eduardo Estela Garrido, Ganadero-Empresario! ¡No más a las manipulaciones de este Sr, que también se quedó con el toro «Fulero» devuelto por avisos y al cual no dejó apuntillar!

A pie iban El Juli, Castella y Bolívar. El único torero medianamente decente de la tarde fue Julián López. Sebitas y Luchito, vergonzosos. Sebastián Castella es un torero falso, un espejismo. No le creo ni media, me vale hongo su arrimón. Me vale hongo el peligro que busca. Me importa sí su falta de conocimiento y de sitio. Torero completamente egoísta y mentiroso. Su tauromaquia para mí no vale un peso. De Bolívar puedo decir que está terrible. Y así ha venido a menos en Cali. Creyendose figura, no ha demostrado a nadie porque en algunas partes es quién es. Idolatrado, se está quemando al santo. Su toreo fue populachero y tremendista. Tendiditis aguda la que acusó Bolívar. Se montó en un show de figura y valor cuando lo único era un toreo farolero y efectista. «Torea como El Cordobés», escuché en el tendido. El la muestra más triste de lo que fue Luis Bolívar en Cali. Toreritos los dos. El Juli por lo menos se mostró más decoroso. Pero como la ignorancia de Cañaveralejo es tan atrevida, corearon falsas faenas, pidiendo orejas e insultando a Presidencia que tuvo unas de cal y otras de arena. Eso sí, a la ganadería nadie le decía nada. Se dejan robar más bueno.

Putas gallinas de Puerta de Hierro. No las queremos más. Y tampoco a su criador-empresario Eduardo Estela Garrido. Él fue quien causó la muerte de la otrora Plaza Monumental de Cañaveralejo por andar tirando sus animalajos de Puerta de Hierro y Ambaló. «El Marqués del Toro Manso», el mejor apodo pa’ describir sus ganaderías y los polluelos que de ahí salen.

Tarde de vergüenza. De empute y resaca.

Abadía Vernaza.

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Dissapointment (porque el año pasado ya hubo uno llamado «Decepción».

Uno se empercha, se pone los zapatos apropiados, se llena de ilusiones para ir a la Plaza, se acomoda en el tendido y espera que la Fiesta empiece. Bolívar, hasta Castella y los juanbernardos en el cartel. ¿Qué puede salir mal? Esta es Cali. Y las cosas no salen, que el toro, que el toro, que el toro. A ver, en serio, esta vez fue pura desidia torera. Que decepción verr a Bolívar tan poco entregado, perdido, encartado con los juanbernardos. Toros bravos no eran, lo sé. Pero eran unos hijoputas, pura mala leche, animales peligrosos, de verdad. Toros en comportamiento, así sea para volverse unos malparidos malgeniados, con sentido agudo y avispado. Es que, a ver, el Toro es un animal con un inteligencia desbordante, animal de lucha constante. Los hay nobles, los hay traicioneros. Los hay bravos, los hay bravucones. Y obvio, salen mansos estúpidos.

Hoy, los juanbernados salieron más complicados que la cagada de un tullido. Habrán diferencias pero acá no nos ponemos que el 2do., fue potable, el 4to. no, y así. Acá vemos la corrida, hablamos mierda, tomamos guaro y gritamos «sandeces». No hay tiempo pa’ hablar y/o rescatar irrelevancias. Eso que «resultado artístico», nanai. Esto no es fútbol. Pa’ eso están los goles. Acá hay o no hay. Animales, al menos bestias brutas y peligrosas hubo, eso es parte de esta Fiesta. No esas caretillitas que se tiran y pasan que uno no se dá ni cuenta. No hubo toreros. No hubo lidiadores. No hubo tauromaquia. A Castella, su torería me aburre, me pongo menopáusico y tales. Es que es un torero egoísta, sin sitio, sin mando. Puro lucimiento pa’ él. Pa’l animal, nada! Y conmigo pérdidas. Ah, sí el man cortó una oreja. Y qué.

Bolívar, triste. Decepcionante. Sin lidia. Y ambos, mandando mantazos cuando los hoscos juanbernardos se les cagaban encima. Y nada de honor torero en medio de un Mano a Mano. Ni siquiera cuando el 2do. de la tarde se partió ambos pitones y Luis Bolívar siguió la lidia. ¿A quién? A un animal disminuido y malherido. Poca honra hacerle algo a eso. Triste.

Los toros eran una bravuconada con sentido y peligrosa. Pero habían animales, de esos que propinan cornadas y percances. Al menos, pedían lidia y toreo despierto. Y nadie se la dio. Y ¡no, pues, qué cagada! Corrida de expectación, corrida de decepción. Un día de estos me pego una borrachera y grito cualquier redondo destemplado que se pegue. Es que hoy me dijeron que era muy joven para ser tan ortodoxo. ¿O me las pico? Parecemos del Opus Dei. Don José María Escrivá de Balaguer estaría orgulloso.

Tengo que destacar un par de varas más allá de la costumbre que se tiene en Cañaveralejo.

Ahora, escucho en TV que los toreros tuvieron inteligencia y clase. ¿Puta, a mí dónde me criaron?

Abadía Vernaza.

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Su majestad, el Toro – 6ta. de abono.

¡Ah, espléndida tarde donde el Toro-Toro se hizo presente para deleitarnos con su regia imponencia! Ese animal maravilloso, bestia llena de bravura y fuerza, señor de la Fiesta Brava, tuvo a bien dignarse a aparecer por una tarde en Cañaveralejo y alegrarnos una desesperanzada temporada. ¡Gracias a Don Juan Bernardo Caicedo por tremendo encierro! mucho toro para tan pequeña plaza. Afortunados nosotros que estuvimos ahí.

6 Toros 6, como debe ser. 6 toros bravos, encastados, alegres y nobles, hermosos de hechuras y con los pitones intactos. Animales que se ganaban el respeto de los presentes con sólo pisar el ruedo de Cañaveralejo. ¡Como es de hermoso ver a un animal que humilla, que se quiere tragar la muleta, que quiere embestir, dar pelea y montarse sobre la inteligencia humana, como la bestia reinante, como el más poderoso de los seres vivos! Tuvimos la fortuna de ver 6 toros de grandes condiciones, donde los pobre humanos no pudieron con su poder, y a mí modo de ver, son los derrotados, desbordados por tanta casta animal. Ninguno pudo mandar al animal, lidiarlo, cazar pelea y darle muerte, sin salir derrotados, expuestos en su inutilidad humana, sin maestría ni honor torero.

Hubo 2 indultos, dos indultos donde toda la gloria era de los bichos, porque los toreros apenas y se defendían como podían, haciendo gala de un toreo superficial y acomodado. Y la pusilánime Presidencia, la peor parada de todas, con su ignorancia descarada y desproporcionada.

El 4to. toro, un jabonero hermoso, bien armado de pitones, con una alegre bravura. Nada más verle rematar en tablas, no una, ni dos, más de 5 veces. Con la cabeza arriba, engreído, imponente. Verle probar el capote, cazar la pelea y arrancarse sin asomo de duda ni temor. Verle embestir al caballo con fuerza, con bravura, dando una pelea excepcional entre toro y caballo, de la cual, sin ninguna duda él Toro salió victorioso. Tercio de banderillas peligroso, con toro bravo, persiguiendo, provocando, dominando. Maldigo la muleta estúpida de Antonio Barrera, que no pudo con tanta bravura, perdiendo el sitio, perdiendo el dominio. Y por la misma estupidez le propinó revolcón. Muleta estúpida la que llevo al Toro al tercio, aquerenciandolo y rajando a un animal que se sintió superior y se desentendió de la lucha estúpida a la que le invitaba Barrera. Presidencia estúpida que cambió el tercio, aún cuando toro y afición esperaban la segunda pelea de tremenda bestia para confirmar la bravura de un Toro-Toro como casi nunca se ve. Presidencia estúpida que no escuchó los pocos pero sabios pedidos de indulto y menos los un poco mayores pedidos de vuelta al ruedo -se la concedió a un Salento de medio pelo, quién sabe por qué putas. Presidencia estúpida que concedió una oreja al insulso Barrera que sólo se defendió de un animal que fue mucho más que él. Presidencia estúpida que mandó al destazadero a un animal íntegro, con la casta y bravura suficiente para salir airoso de la pelea frente a la razón -o mejor dicho, estupidez- humana. En el ruedo hubo un Maestro, así se llamó el Toro, y la estupidez humana, de un Presidente que no tiene ni puta idea de esto, lo mandó a donde van los toros del diario y no los regios Toros que merecen volver al campo, como guerreros de mil batallas.

El 5to. fue un Toro también, un poco menos que el anterior, pero menos es decir casi nada. Un toro maltoreado por un torero egoísta como lo es Castella. Un toro que embestía de lejos, con alegría, que peleó en varas (dos veces, podría decirse), que acudió a banderillas, pero que terminó en la muleta ratonera de Castella, quien siempre termina con el maldito arrimón mentiroso, de torerito valiente, cuando este Toro era para lidiarlo de verdad, con profundidad, con ritmo, con pausa, con temple, dando la distancia entre Toro y torero, y no queriendo humillar como manso perro a un animal que se lo hubiera comido vivo. torero egoísta sos, Castella, pero ni mierda, el Rey es el Toro y por más que querás ser la Pop Star de los Ruedos, no vas a poder destronar a Su Majestad, el Toro. Otra faena donde el Toro, una pizca solamente menos Toro, salió victorioso, con el orgullo del Toro indultado aunque Castellita ofrecía su orejas como suyas, y no, eran un premio de reglamento a la decisión de un Toro indultado.

El 6to., también indultado, no desentonó y con poderío revelo la carencia de arte y técnica del pobre Guerrita Chico. Un pobre torero que no se quedaba quieto y se sacaba del recorrido de un bravo toro que los estaba volviendo papilla. Una faena pobre del torero, grande del toro, que demostró con sus argumentos, la casta y la bravura, las limitaciones de su adversario. De nuevo, un indulto, a mi modo de ver producto ya de la adrenalina que brotaba en el carnavalesco público de Cañaveralejo y los intereses de la Junta Directiva quienes pedían a voces el indulto, como espectadores de corraleja de 3ra. Pero no quiero demeritar al Toro bravo, que lo fue, y mejor por él, que pronto estará pastando con su reata de vacas en la dehesa de don Juan Bernardo Caicedo en las tierras del Tolima.

Al final, un encierro completo, con todas la de la ley y con las de más, que son las excepciones que hacen mágica a esta Fiesta. Al fina, para mí sólo debió -con rigor- concederse un indulto, que no se dio, y dos merecidas vueltas al rueda, pero creo que ya quedó claro que tenemos a una Presidencia estúpida. ¿O seré yo? Nah, con atrevimiento digo que es el de arriba. De nuevo, mil y mil gracias a tan serio ganadero que demuestra que los Toros bravos en Colombia existen y que están por fuera de esa mafia que maneja la Plaza de Toros de Cali, encabezada por Eduardo Estela Garrido y sus insoportables mansos de Puerta de Hierro. Queremos toros de verdad, no la mierda-toros de los Directivos. ¡Fuera todos ya!

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El placer de ver toros – 6ta. de abono.

Por Felipe Botero.

Después de 5 pésimas corridas, llenas de bueyes faltos de casta, no hay nada mas reconfortante que volver a ver toros, toros de verdad, esto permitió el encierro de Juan Bernardo Caicedo, 6 toros excelentemente bien presentados, aunque un poco corto de peso con el desarrollo físico y muscular necesario para que se brindara un buen espectáculo. Bien armados, astifinos, en total, toros para presentar.

La tarde fue de animales, casi que para tres induultos (esto con la vara de medida de la presidencia de Cañaveralejo). El 4 de la tarde, el jabonero de Barrera, era a mi concepto el más «indultable» del encierro, no es sino recordar con alegría, la iracunda pelea que dio en la cabalgadura de Ánderson Murillo, una vara como para recordar, como para pararsele a aplaudirle. El problema fue que le falto lidiador, un maestro que lo hiciera mas visible. Esto claro está sin decir que Barerra no lo haya hecho bien, puesto que además de iniciar su faena con una larga cambiada en el centro del ruedo me perduran algunas de sus tandas en los recuerdos.

Guerrita, no opinaré mucho, me alegra que haya indultado, pero les aseguro que el indulto fue por mérito propio del toro, no se hasta donde las dos orejas para él.

De Castella me imagino habrán leído la dura crítica de Abadía, de la cual concuerdo en dos cuestiones. En primer lugar, el toro era un toro de recorrido y no debió  arrimarse tanto, además que desaprovechó la embestida limpia con que arremetía el animal por el pitón izquierdo. Pero le reconozco que ese indulto si fue obra suya, ya que el animal de excelentes condiciones daba lo justo para una vuelta al ruedo, pero por mérito del matador el animal se mostró un poco más y el toreo pausado de Castella, seguro y arriesgado, a mí me convenció.

En fin de cuentas el gran triunfador de la tarde fue Juan Bernardo Caicedo y m alegro mucho por él. Si Mondoñedo no sale con nada, le aseguro el trofeo este año.

El comentario extra: reprochable la respuesta de Armando Rivera a los antitaurinos que se metieron al ruedo. Usted no es policía, Señor, y hasta no ser agredido no puede responder, menos en tal condición.

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Entre amor y decepción – 4ta. y 5ta. de abono.

Por Felipe Botero.

Quizá esta pueda ser la frase con que Luis Bolívar se presentó frente a la afición caleña, el 28 de diciembre, a mi concepto ha sido la presentación más decepcionante y mentirosa que le he visto a este joven promesa del toreo. Era claro que todos los matadores estaban frente toros complicados, no la típica carretilla o el ejemplar chiquito y sin mucho armamento al que se estaban acostumbrando los diestros de Cañaveralejo. Eran toros complicados, para lidiadores, para toreros que o les quedara grande un toro y le pudieran hacer una faena como los dioses paganos de la tauromaquia lo exigen, de verdad, en la suerte y enseñando a embestir.

Esto fue lo que le falto a Luis, torear con la verdad  a la que nos tiene normalmente acostumbrados, a un toreo de frente y mandando, a deleitarnos con su profunda derecha y sus certeros naturales, pero este día el toro le quedó grande, y Luis le dio por imitar a su colega Perlaza, mandó las rodillas exageradamente a tierra, toreo como el decálogo que público de Canaveralejo exige. Por todas estas razones y sin descuidar la poco armoniosa estocada, donde se perfiló salido de la suerte y el estoque estaba tan contrario que pareciera haber atravesado horizontalmente la caja del animal, fue premiada con dos orejas poco merecidas.

Por su parte, Uceda brindó el mismo espectáculo de siempre, el que nos recuerda que los toreros son ante todo matadores de toros, y que un buen estoqueador produce ese enorme placer estético. Castella recibió otros dos regalos desde la presidencia, otras dos orejas que dejaron mucho que desear y mucho por esperar.

El 29 por su parte nos llegó con la presencia del gitano Morante de la Puebla, su traje luto y blanco y su espectacular capote de paseo negro, hacían de su presencia esa tarde algo místico, como para despertar expectativas. Pero si los toros no le iban, su orgullo gitano le permitió hacer nada con ellos y dejar el sin sabor en los miles de aficionados que estaban en los tendidos, Ferrera hizo disfrutar con sus tradicionales pares de banderillas, la única duda que se me genera es si el salto después del martilleo del par es para adornar o para tratar de confundir con un intento de asomada al balcón que todos sabemos es inexistente.

Para terminar regreso a Bolivar, el cual entendió que había cierto grupo de aficionados a los que literalmente habia decepcionado la tarde anterior y por tal razón se tenía que reivindicar. Esto hizo que Bolivar regresara a ser de nuestros amores, toreando como es, pausado, disfrutando la faena para él y su animal, con tandas largas de movimientos ortodoxos, llenos de plasticidad, jugando a ese ballet de muerte que es el toreo, con tanto temple que la mano del matador y el recorrido del toro iban a una sola voz. Enhorabuena, Lucho, porque no debes dejar de hacer lo que tu muy bien sabes.

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Decepción y rabia – 4ta. de abono.

Hoy me voy de corto, porque estoy aburrido con todo esto. Un va a la Plaza, con la esperanza de ver toreo, arte, tauromaquia, y lo único que hay es un toreo vulgar, incluso por toreros con verdad.

Ayer, a Luis Bolívar, este torero de la tierra, tan querido por esta casa desde el principio, que ha demostrado tener un futuro prometedor, plagado de triunfos verdaderos, con esa clase y torería, acompañada de creciente sabiduría, simplemente no se le dio la gana de hacer las cosas como deben hacerse y se dedicó a destorear, sin sitio, sin mando, sin nada. Obvio, la ignorancia en Cañaveralejo sigue siendo atrevida y lo premió con 2 orejas. Que tristeza, que dolor, ver a Bolívar deshaciendo su tauromaquia en 5 minutos, transformandose en un torero de pueblo, vulgar y efectista, para los cada vez más ignorantes tendidos de Cali. Decepción y dolor de gritarle al torero la verdad de su ausencia. Rabia por recibir la provocación grosera y altanera de Gustavo García «Jeringa», quien no supo recibir nuestra justa crítica. Como ya no hay ni Peñas, ni nadie que diga algo en Cali, pues los pocos atrevidos son malrecibidos por los de plata, en una preocupación por lo que pasa en las grada y nunca, en el ruedo.

Uceda Leal destacó en su toreo pausado y sabio, sacando lidia a un bronco cuarto, con mando, temple y ortodoxia. Demostró ser ese buen estoqueador, fino y certero con la espada, para rematar una faena con conocimiento, a la cual el otra vez ignorante y atrevido público de Cañaveralejo casi no premia -comparado con la «pañuelitis» que afecta- con un única oreja que, para mí, debe de haberse entregado hasta el momento en la Plaza.

Castella, como siempre, haciendo gala de sus dotes superficiales de niño bueno y pop-star, para atraer el favor del ignorante público. Esos efectos tontos, ahogando la embestida y haciendo giros como cual trompo en Jardin de infantes.

Los toros de Ernesto González, broncos. De mediana presentación, excepto el segundo que era una ratón con cachos. Todos exigian una lidia sin lucimiento y bisuterías, sino con mando y sitio, para vencer el comportamiento tosco y estúpido que tenían estos complicados bichos. De ahí, sólo Leal sacó la casta de torero. Y Bolívar, que dolor, repito.

Si de pronto ves esto, Luis (o Jeringa), vos sabés hacerlo. Vos sabés, no me digás que no. Si se te olvidó, aquí te dejo. Video de la faena a un Victorino en la Feria de Otoño:

Luis Bolívar con Victorino en Otoño from Rosa Jiménez Cano on Vimeo.

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