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Corrida dura, toreo blando: sobre la corrida de Mondoñedo

Esta vez decidí tomarme un tiempo para escribir sobre la corrida de Mondoñedo, sus incidencias y también un poco de reflexión sobre su significado. Del domingo a hoy se conocen ya varias opiniones sobre este día, acordando todas en la calidad del encierro, en cuanto a presentación y casta. Yo no soy la excepción. La corrida de Mondoñedo fue todo lo bueno que ya se ha escrito.

Los 7 toros corridos de Mondoñedo se presentaron con una seriedad única, muy en su tipo de encaste, y que también iba rematada con una casta abundante. En Colombia sí hay Toros y esos son de Mondoñedo. Analizar este tipo de toro creo que se debe hacer con detalle. Trataré de hacerlo.

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«Ola ke ase? Si tiene ganas de torear o ke ase».

Como aficionado, sé que la casta y la bravura son cualidades indispensables para el desarrollo de la lidia. Pero otra cualidad que debería ser obvia es su presencia. ¿Cuánto toro bravo y encastado se lidia, pero siendo algo más parecido a un gato que a un animal imponente? Yo no sé ustedes, desconocidos lectores, pero la tauromaquia tiene sentido si inspira respeto y admiración, como cualquier arte. Pero también, al ser una tragedia debe inspirar miedo. Miedo a la muerte presente. La habilidad del hombre para aplacar su miedo y superar a un animal, a todas luces más poderoso, es el valor del toreo. En esta tarde se respiraba miedo y respeto. Más el primero que el segundo, por eso los toros estuvieron por encima del toreo blando. Existió esa condición de imponencia, esencial en una tauromaquia que valga.

También estuvo la casta y en ocasiones, la bravura. Toros de embestida poderosa, que recargaron en tablas, persiguieron y fueron con ganas al caballo, alguno embistiendo de lejos, otro al relance, pero por el toreo blando. También repitiendo al caballo, sin aplacarse y buscando pelea. Y dando tumbos. Sí, yo sé, ya se los habían dicho. Creo que Mondoñedo nos deja tranquilos porque sabemos que en Colombia existe una ganadería seria. Y además es una ganadería -y una familia- fundacional del Toro en Colombia cuyo compromiso con la autenticidad del Toro está más vigente que nunca. Un homenaje al toro bravo, como título Caballero en su reseña en El Tiempo.

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«Y como enseñó mi madre, con fuerza al caballo».

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«Vamos que aquí hay pelea»..

También nos tranquiliza la existencia de espacios alternos, como el Centro de Eventos Marruecos, aka. Plaza de Toros de Puente Piedra, para la celebración de corridas especiales o alternas al calendario taurino, ojalá alejada del triunfalismo necesario para mantener el interés de una Feria y más cercana a la verdad y a la perpetuación de un arte que ya no lo parece tanto. Pero que sigue existiendo. De paso, felicito al Sr. Londoño por su Plaza, impecable, coqueta, un lujo en las cercanías de Bogotá.

Ahora, ¿qué me preocupa? El toreo blando en general, que claramente no se hizo ausente frente a los Mondoñedo. Argumentos a favor del valor de un torero se encuentran por doquier. Ya lo decía Hemingway, casi todo torero se defiende diciendo que es él y no el espectador que arriesga la vida. Como quien dice «shut up and take it for granted». Me preocupa la falta de oficio y el exceso de mañas. Lo digo de frente y lo sostengo a quien quiera. Grandes toros, ¿pero para quién? El cartel estaba compuesto por Paco Perlaza, Ramsés y remataba el español Eduardo Gallo. Durante toda la tarde, muchas de las cualidades de los animales fueron tapadas por trucos de destoreo, consecuencia de la falta de técnica y sitio o por espanto.

Por muchas razones, sobretodo lo especial de la tarde, procuré ir sin prejuicios y abierto a la sorpresa y a reconciliarme con mi propia afición. Paco Perlaza nunca ha sido de mis respetos. Y en esta corrida no cambió en lo más mínimo mi opinión. Algunos dicen que pasa por su mejor momento, yo no vi nada nuevo. Contando con suerte siempre en sus lotes, son toros que se diluyen en un toreo carente de sitio. Toreo salsero, pasa la mano, tres pasos y vuelve a empezar. No hay sitio. Tampoco hay sensibilidad. Total ausencia. Sus dos toros fueron desperdiciados, porque además de las condiciones ya expuestas, fueron nobles, algo que en la dureza del encaste no es muy abundante. El toro de Mondoñedo es difícil. En fin, dos toros dejados a un lado, por falta de atornillarse y torear. Dos animales que le sobraron en seriedad y presencia.

Ramsés es un torero que conoce ya la ganadería y aunque en algún momento trató de sacar una lidia seria, que así exigían, se pegó una espantá de libro y no veía la hora de despachar y sacarse las luces. Sus dos animales estuvieron por encima también. La falta de oportunidad es comprensible en el toreo colombiano, pero también hay que saber aprovechar las oportunidades, superar el miedo y luchar como si no hubiera mañana. Pundonor. Ganarse el respeto o saberse retirar. Como en la vida misma. En su primero, luchó frente al que tal vez fue el toro más complicado, porfiando en ocasiones. En su segundo dirigió una lidia que se estaba descarrilando pero pronto se fue el valor y quedó el espanto. Pases cuidando las carnes y olvidando todo lo demás.

Eduardo Gallo, más curtido, venía con más carné, con más capacidades y de alguna forma, así lo hizo. En su primero estuvo ahí apenas, despachando rápido a un animal que tenía mucha cara pero aprendía y adquiriría mucha malicia y al que le faltó poder torero. En su segundo, luchó y dominó a un gran Mondoñedo, que según entiendo, se corrió en turno por la necesidad de apuntillar a Greñudo (2do.), al estrellarse con el burladero. Sudo una oreja, toreando al natural, de frente y recibiendo un fuerte levantón que asustó al tendido. Valía su faena y valió la vuelta al toro que fue bravo hasta el último suspiro.

Ya para terminar, cierro mi preocupación, como ya decía, por el oficio de las cuadrillas, que son las mismas presentes en todas las Ferias. No digo que no sepan lo que deben hacer, incluso hubo pares con nervio, sino que se encubren en una cantidad de mañas que descomponen la Fiesta y el sentido que cada acto tiene dentro de la Tragedia. Ejemplo, las dichosas banderillas y su empeño en poner sólo dos, desafiando a Presidencia y afición. O la capoteadera innecesaria. O la brega al relance. Apenas un saludo al tercio y poca brega para destacar. A los toros les dieron muy duro, arriesgando poco y castigando mucho. Les dieron muy duro, por culpa del toreo blando.

Al final, fue una corrida sin muchas sorpresas, que tranquilizan por el estado del ganado bravo, pero dejan otras preocupaciones, mañas de una tauromaquia blandita, que se replica por todas las plazas y que hace mucho daño al conocimiento y ejercicio de la lidia.

Eso sí, insisto que fue una rebelión de la verdadera afición, la primera cita de una grupo de amantes de la Tauromaquia. No puede ser la única. Hay que hacer esfuerzos para tener espacios legítimos, donde la integridad es lo más importante. De alguna forma siento que es por la periferia taurina por donde debe iniciarse el camino de la recuperación, celebrando corridas serias, buscando legitimidad, arte y valor, más que masas, triunfos y «apoteosis» contemporáneas.

Hay Toros en Colombia. Ahora, a recomponer lo demás.

Abadía Vernaza.

Nota: Todas las fotos son tomadas por Andrés Rivera de Fiesta del Toro.

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Fotos de los toros del domingo (por Andrés Rivera).

El portal Fiesta del Toro publicó una galería de imágenes que nos acerca aún más a la camada a lidiarse el domingo en La Holanda, municipio de Mosquera, Cundinamarca. No es una costumbre común en Colombia el que se conozcan imágenes de un encierro, previo a una corrida. Así, he aquí más imágenes que muestran la seriedad de esta corrida. Escojo dos fotos:

Mondoñedo - Espatero y Tocayito

Espatero, No. 219, 520kilos, junto a Tocayito, No. 211, 492 kilos.

 

Mondoñedo - Greñudo

Greñudo, No. 505, 506 kilos.

 

Como sabemos, la línea común de Mondoñedo procede del cruce entre una vieja procedencia Santa Coloma con encaste Contreras, venido directamente desde los Hermanos Peralta, predominando este segundo.

Todas las fotos las pueden ver acá. ¡Buenas fotos a buenos Toros!

Les dejo también 8 consideraciones que tengo sobre esta corrida. Uds. dirán.

Abadía Vernaza.

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(Actualización) Se confirma que la corrida será en la Plaza Centro de Eventos Marruecos, Vía Subachoque, 1Km. Este cambio se debe a la temporada de lluvias e inundaciones que afectan la Dehesa. Esta Plaza es bajo techo, para comodidad de la afición.

Nota: Dejo el enlace directo a la compra de boletas por internet: Acá la dirección web para comprar los boletos.

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8 consideraciones sobre la corrida de Mondoñedo.

Para la corrida del 17 de febrero, la expectación es enorme entre la buena afición rola, no sólo por la ausencia de toros este año en Bogotá, sino también por el prestigio que precede a la ganadería de Mondoñedo (la más antigua y -por qué no- más importante de Colombia). Y siendo así, tengo unas consideraciones. Ustedes me dirán.

1.

Para empezar, es gratificante que una familia y una ganadería -Los Sanz de Santamaría y Mondoñedo-, que tanto han dado a la tauromaquia nacional, sigan al frente de ese compromiso tácito que adquirieron hace generaciones y permitan a los aficionados vivir la máxima expresión de la Fiesta, así sea sólo un día de corrida. Además, será en casa. Aplausos.

2.

Sin importar el transcurrir de esta tarde, ya que en este mundo nada está escrito, sabido o dicho hasta que el Toro y Torero se enfrentan, es una de las fechas más importantes los aficionados en los tiempos recientes, al homenajearnos y unirnos como la punta de lanza de la afición taurina en pro de la Fiesta. Coloquialmente, estaremos los que somos.

3.

Se vale creer que esto aún tiene sentido. Esperamos una corrida íntegra, no sólo en Toros (cuyas fotos ya hemos visto), sino también por parte de toreros, subalternos, picadores, Presidencia y durante toda la ejecución de la lidia. No pido un concurso de varas (¡que bonito sería!), pero sí una corrida completa, donde la pica vale por lo que es.

4.

¿No podrá ser esta corrida la manifestación de una verdad del Toro que se debería replicar año tras año? Sabiendo que en las Plazas de 1ra., por costo, convocatoria y jaloneos, es muy difícil una corrida de estas condiciones, ¿no es momento de pensar, guardando la proporción, en una especie de «Ceret» de nuestras tierras: una Plaza pequeña, sin ser una Temporada, un fin de semana, tal vez sólo un festejo, que celebre la afición que ama el Toro Bravo, al margen de las «capitales» taurinas en Colombia y que, incluso, refresque el calendario taurino? Yo me apunto.

5.

Recuerdo que Hemingway escribió que era «ideal» llevar a un neo-aficionado a una novillada, por ser una especie de corrida menor donde, por inexperiencia en general, se puede medir el valor del miedo y de la técnica. No estoy de acuerdo, pero me atrevo a decir que Don Ernesto no permitiría llevarlo a una de esas posmo-corridas de media casta. Ahora, por el contrario, si alguien quiere mostrar la emoción de un corrida a un futuro aficionado a cabalidad, está bien puede ser una espléndida ocasión, por el encierro, la afición, el ambiente.

6.

Se ha despertado un debate en la «taurósfera» colombiana[1][2][3][4][5][6], sobre las corridas incruentas y demarcando una supuesta brecha generacional, que seguro se encontrarán en una pequeña Plaza portátil. Sin jalar para un bando o para el otro (jóvenes o viejos, ya sabéis que acá nos importa es el Toro, ná má), creo que será una coyuntura especial y le da un matiz picante a un debate donde se sabrá quién es quién y para dónde pegan. Lo cierto es que sigue el jaleo y ojalá no empañe esta corrida. Claro, se sobreentiende que esta debería ser una ocasión que debe unir a la afición en pro de la Fiesta y la Verdad. Que así sea.

7.

Sabiendo lo difícil que es organizar un evento como este, ya vemos que no es imposible. Leguleyadas y otras maromas no nos harán caer.

8.

La Fiesta Brava está viva. Y seguirá viviendo mientras exista emoción, casta, bravura, arte, valor y técnica. Más claro no podría estar. Ahí verán.

Coda.

Don Fermín y Don Gonzalo, si ven esto, les deseo la mejor de las suertes y que de alguna forma estas humildes consideraciones se hagan una realidad. Gracias. Y olé.

Abadía Vernaza.

(Actualización) Se confirma que la corrida será en la Plaza Centro de Eventos Marruecos, Vía Subachoque, 1Km. Este cambio se debe a la temporada de lluvias e inundaciones que afectan la Dehesa. Esta Plaza es bajo techo, para comodidad de la afición.

Cartel:
Cartel 17 de Febrero - Mondoñedo.

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Boletas para la Corrida en Mondoñedo.

(Actualización 2) Se confirma que la corrida será en la Plaza Centro de Eventos Marruecos, Vía Subachoque, 1Km. Este cambio se debe a la temporada de lluvias e inundaciones que afectan la Dehesa. Esta Plaza es bajo techo, para comodidad de la afición.
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(Actualización) Gracias a lo enterado de Andrés Rivera de FiestadelToro.com, tenemos el enlace directo a la compra de boletas por internet: Acá la dirección web para comprar los boletos.


Después de un par de semanas de espera, la Ganadería Mondoñedo ha informado los precios de la corrida para la afición, que se realizará el 17 de febrero a las 3:00pm.

Gracias a nuestro avispado amigo A. Rivera, del blog Fiesta del Toro, nos enteramos los precios y el modo de compra. Previamente, habíamos conocido que, por seguridad, la venta la iban a realizar a través de Ticket Express, lo que se confirma el día de hoy. Esta compañía también se encarga de la venta de boletas para la Temporada Taurina en Medellín.

Ahora, cito los precios publicados en Fiesta del Toro:

Sombra:
Barrera: 250.000 pesos
Contrabarrera: 230.000 pesos
Filas 1 y 2: 200.000 pesos
General: 120.000 pesos
Sol:
Barrera: 150.000 pesos
Contrabarrera: 130.000 pesos
Filas 1 y 2: 100.000 pesos
General: 50.000 pesos
Nota: Adicional se cobrará el servicio de Ticket Express ($10.000 y $6.000 en las de $50.000)

La demora también se produjo por presiones de grupos antitaurinos a la Alcaldía de Mosquera -municipio aledaño a Bogota y en cuya jurisdicción queda la ganadería-, aún así las boletas salen a la venta el jueves 31 de enero, informó Rivera.

Así, la espera es más corta, y gracias a esta ganadería de tanta tradición, los bogotanos no se quedarán sin Fiesta este año. ¡Y olé!

Abadía Vernaza.

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Corrida para la afición en Mondoñedo.

(Actualización) Se confirma que la corrida será en la Plaza Centro de Eventos Marruecos, Vía Subachoque, 1Km. Este cambio se debe a la temporada de lluvias e inundaciones que afectan la Dehesa. Esta Plaza es bajo techo, para comodidad de la afición.

Desde Cali veníamos escuchando de una posible corrida a celebrarse con plaza portátil en la propia ganadería de Mondoñedo. Pues los rumores son ciertos.

El próximo 17 de febrero, a las 3:00pm, se celebrará una especialísima corrida de toros en la Hacienda La Holanda, donde pasta este respetado hierro. Para esta corrida el ganadero ha reseñado los mismos animales que iban a la no celebrada Temporada Taurina 2013 en Bogotá. Así es, lo que iba para la Santamaría será lo que se verá. El cartel estará compuesto por Eduardo Gallo, quien se ha curtido en España y triunfó en Manizales de la mano de Mondoñedo, y por Colombia, Paco Perlaza y Ramsés Ruiz, quienes saldrán a demostrar sus arrestos antes estos Toros. Pero lo que nos emociona son los de cuatro patas y dos pitones. Así ha reseñado el ganadero:

No. 201: Hortelano, 486 kilos.

No. 207: Canciller, 523 kilos.

No.213: Espartero, 520 kilos.

No. 492: Tocayito, 492 kilos.

No. 505: Greñudo, 506 kilos.

No. 223: Bambuquero, 480 kilos.

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El aforo de esta corrida será de 3.500 aficionados y las boletas podrán obtenerse a partir del lunes 21 de enero, en la dirección Trv. 3A 51A-09, cerca al Hospital Militar, o el mismo día de la corrida, como nos contó el propio ganadero Don Gonzalo Sanz de Santamaría. Pueden contactar al (1) 3403187 o (1) 3403197.

También, La Ruta del Toro Colombia, liderada por el subalterno retirado Juan Carlos González Díaz «Topito», ha programado un día de campo que incluye recorrido por los potreros de la Hacienda, charla con los ganaderos sobre su dehesa y los toros ha lidiar, almuerzo, tiempo libre para esparcimiento y entrada a la corrida. Quienes se interesen por este paquete «todo incluído» pueden visitarlos en Facebook o llamar al 317-8292905 o al 312-3590944

(Por cuestiones logísticas propias al día de la corrida, el paquete de La Ruta del Toro no se llevará a cabo, por decisión de los organizadores, nos contó el propio «Topito»).

El plan está armado. Nos vemos de nuevo en los toros en Bogotá.

¡Viva la verdadera Fiesta Brava!

Abadía Vernaza.

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¡6Toros6! Una Corrida – 4ta. de abono.

Este creo que es el post más difícil que he tenido que escribir en este bló de recocha taurina. Claro, cuando todo es una mierda es fácil regarse en una diarrea mental, burlesca y altanera. Es más fácil, más divertido hacer uso de cualquier palabreja sarcástica para caerle al caído. Y no crean que lo voy a dejar de hacer, tampoco. Simplemente hoy, cuando me enfrento a la Verdad, cuando esa búsqueda de años ha dado sus frutos y la espera en medio de tanta oveja, parafernalia y despropósitos ha valido la pena, siento que no voy a encontrar en mi léxico, slangs e invenciones, palabra alguna que pueda dar una idea algo cercana a lo que nos entregó Mondoñedo en la lluviosa tarde de ayer: la más grande corrida de TOROS vivida en los últimos años, y sin mucho miedo a exagerar, tal vez, la más verdadera que he presenciado en mis años de aficionado.

Es una vaina muy complicada reconstruir este ventarrón de recuerdos que sacuden mi cabeza y que, pasado un día entero, aún siento como si siguiera en la Plaza, temblando de miedo, lleno de respeto por los animales que imponían su presencia en el ruedo. Emocionado hasta las vísceras porque durante dos horas y pico todo esto de la tauromaquia volvía a tener sentido. Por muchas tardes todo fue sopor, indignación y aburrimiento. Tardes tristes, esperando, soñando con un encierro que parecía que nunca iba a llegar. Añorando una ilusión que no parecía ser real. Pero lo fue. Mondoñedo nos devolvió la esperanza, la afición, el sentido a la Fiesta Brava, el respeto hacia el TORO Bravo. Por dos horas y pico, Bogotá se entregó a una corrida que, a pesar de los miles de asientos libres, los que creímos y seguiremos creyendo en esto nos debemos sentir privilegiados.

En el paseíllo, un cartel para muchos descolorido: Ramsés, Bolívar y Naranjo. Tres colombianos, para la mejor ganadería de este lado del charco. Contreras puros pa’ un rolo, un caleño y un paisa. Graderías vacías, si algo un 1/3 de Plaza. Estábamos los que somos y alguno que otro invitado que creyó en nuestro sentido de aficionado y se dejó llevar a esta corrida «tan poco» importante. Gris el cielo, en el mejor gris bogotano. No era una tarde de tropicalismo montañero. Bien pudo ser una tarde de sombrero y ruana. No era la típica tarde de sol, guaro, bullicio y farándula. Algo iba a pasar. Y así fue.

Se abrió la puerta de toriles por 1ra. vez en la tarde y de la oscuridad salió un hermoso TORO negro, serio y encarado. Su pinta arrancó los aplausos de los presentes y los primeros gritos de ¡Toro! no se hicieron esperar. Algunos aficionados, aún adormilados, saltarón de sus puestos cuando en su primer arranque por poco se lleva a la humanidad de Ramsés. Con los ojos de todos en el ruedo ya nadie los pudo quitar. En la vara, pelea de varones. Una abominable pica, que claro, tuvo que rectificarse en lugar de volver a entrar, así hay cosas que ya paila. Había toro, temblaban las manos de los presentes, había miedo. Miedo, respeto, bravura y frío, mucho frío. Ramsés mostraba susto y no pudo encontrar el mejor sitio para lidiar y sentirse seguro, no dejaba sus pies quietitos, así que despachó rápido, después de no dar mucha pelea. El 1ro. nos había devuelto la esperanza. En el segundo turno de Ramsés, (4to. toro de la tarde), saltó el más pequeño de los 6, pero que nada falto de bravura, embistió con una nobleza desbordada. Con un pelea brava pero menos intensa, también persiguió en banderillas. Ramsés inició con arte, pero se fue diluyendo en una lidia más novilleril y sin belleza y mucha falta de sitio. Para mi, un toro completo y honesto que se vio sin gran oponente. Pudiendo reventar la Plaza, el bogotano se quedó a mitad del camino. Vuelta al toro, aplaudido con estruendo por los presentes. Saludo y vuelta para el torero, en medio de muchas críticas.

En el segundo lugar, a Bolívar le tocó otro negro negro en suerte, con una presencia imponente, bien armado y poderoso que también arrancó aplausos de salida. Rápidamente, el caleño lo embarcó en el capote y dio pases a la verónica con valor real. Puesto en suerte para la pica, arremetió con fuerza y el varilarguero no reacciónó, rayando feamente el lomo del toro y apenas logró conservar la cabalgadura. Se les había olvidado qué era un toro de verdad en la vara, al parecer. En los palos, se sentía el miedo. Gustavo García «Jeringa» no logró ponerlos en su sitio. La lidia se complicaba. Bolívar dio pases valerosos, que mostraron la embestida del animal. Pero como toro complicado y curtido, se fue saliendo de sus manos, adquiriendo sentido y midiendo la embestida. Manseando el toro, Bolívar le arrancó algo más de faena a un animal que rápidamente se empezaba a defender. Buena estocada y una oreja sufrida, algo larga, pero que le debió dejar los pies dolidos a Bolívar. Le hizo sudar.

El quinto toro de la tarde fue el TORO que más me ha enamorado EVER. En serio, soy como una quinceañera cuando pienso en ese animal. Un castaño quemado, 530 kilos, casi 5 años, ¡un varón! Es que sólo este animal pagará todas las chotadas que me he chupado y me alimenta la afición por muchos años más. Salido de chiqueros la Plaza se pusó en pie a aplaudirle. Bolívar sabía que hay estaba el TORO. Lo capoteó con dominio y deteniendo este tren de carga. Bien llevado al caballo, se vivió una pelea única. Sin miramientos, se fue sobre el caballo, metió la cabeza, levantó sus patas por encima de la mona, con el rabo erguido en una estampa perdida de la suerte de varas. El picador, mérito propio, logró mantener la cabalgadura y pelear con el mono. Aplaudida esta suerte, el del caballo se descubrió la cabeza y estábamos extasiados. Al menos yo. Como la constante, en los palos había miedo y respeto. Bolívar trasteó él mismo a su animal, era suyo. Tres palos en lo alto y el caleño salió a torear montera en su cabeza. Bravura vs. torería. Las primeras tandas fueron buenas, pero pronto el mono se fue encima del moreno. Desmonterado, Bolívar empezó a sudar y TORO a aprender, exigía una mano MUY dura. Yo al quinto muletazo ya estaba entregado a la embestida de este castaño. Su embestida era genuina, como su arremetida al caballo. La cara abajo, besando la arena de la Santamaría. Su rabo arriba, sacudiéndose con alegría. Para mi, y si no estáis de acuerdo nos vamos a los golpes (no mentira, ni pa’ tanto) era un animal de indulto. No tenía que ver más. Su trapío, su alegría a la salida, su poder, su pelea en varas, su peligro en banderillas, como humillaba en la muleta… I loved you, mono. 4 real. El animal, exhausto por una pelea a muerte, se entregó. Bolívar tampoco quiso dar más. ¿Faltaron muletazos para el indulto? No creo, al menos yo ya lo pedía. La pelea se diluyó, ni público ni Presidencia otorgaron algo, pero el TORO había pasado por ahí. Eso me importa más. Lo había visto. Bolívar, una oreja larguísima. Las contradicciones de la Fiesta.

Barriendo la arena

Besando la arena.

Besando la arena, fotos por mi amigo Andrés Rivera.

(Uff, estoy cansado y aún faltan 2 animales y colofón de la corrida).

En tercer y sexto turno estuvo el paisa Naranjo. En el tercero de la tarde, le tocó en suerte otro negro poderoso y lindo. A la salida se llevo el cemento de la puerta de chiqueros. ¿Descornado? Naaah, esos eran de verdad. Malayamente picado, dio una brava pelea. Bien puestas las banderillas y Naranjo al trapo rojo. El animal exigió mano y a pesar de la voluntá del paisa, el toro agarró sentido y se complicó. Se le montó encima. Siendo un peleador mañoso, empezó a medir más sus embates y con cara de peligro, ajustaba un golpe certero. Se le veía en la mirada. Naranjo sacó una lidia voluntariosa y deslucida, esquivando esas embestidas cada vez más duras. En el último de la tarde ya habíamos visto 5 toros y no esperábamos menos. No nos defraudó. Salió un animal de 500 kilos, y 4 años y medios. Como sus hermanos peleó, arreó, embistió y triunfó. Naranjo, en un gran gesto torero, brindó el animal al mismísimo ganadero, lo que la Plaza agradeció con emoción y sinceridad. Después del gesto, salió valeroso, dando lindos trincherazos de salida. El resto de su lidia fue hecha con decencia pero su escasa experiencia le pasó factura. Al final, triunfó la divisa.

Se terminaba una Corrida de Toros… el verdadero 6Toros6. Seis hermosos Mondoñedos, con edad, trapio, peso y casta. ¡Uff, la casta, esa condición tan olvidada y denostada! Seis animales poderosos. ¡BUUM!, la onomatopeya de la tarde. En los capotes, en los petos, en las tablas, en las columnas. Seis animales desbordados de casta, de integridad, de Verdad. Hoy, el día después, respeto a los que a ellos se enfrentaron. Pero vamos, que así deberían ser todas las corridas, en esto se constituye el valor. Me decían al oído, con sinceridad y razón: «Esto es muy diferente a lo que sucedió el domingo pasado. Acá sí se siente miedo por ellos».

Esta tarde única no podía terminar de otra forma: el ganadero a hombros. Los aficionados, en sus puestos esperando el saludo de los criadores… ¡Toro, toro, toro! ¡Ganadero, ganadero, ganadero! ¡Mondoñedo, Mondoñedo, Mondoñedo! La tarde esperada llegaba a su fin, pero esto fue apenas el principio de los recuerdos. Un estruendoso aplauso, a pesar de la falta de público, retumbaba al paso de don Gonzalo Sanz de Santamaría junto a Luis Bolívar, cargados por los monosabios. Pero quedaba algo más, un detalle único. Don Fermín, a pesar de sus años, inició una sentida y lentísima vuelta al ruedo, ayudado por sus nietos -o bisnietos-, recogiendo los aplausos que una ganadería como Mondoñedo se merece. La afición bogotana, peñas, porras y parches, todos presentando sus respetos a un Señor que ha entregado su vida a la Fiesta y a cuidar la casta que tienen sus toros. ¡Qué corridón, for Christ sake!

Y así, ayer supe que no soy un amargado, sino un enamorado del Toro Bravo. ¡Gracias, Mondoñedo por darle sentido y verdad a esta Fiesta tan apaleada! Estoy en paz.

Abadía Vernaza.

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Al que no quiere caldo… 3ra. de abono.

Para comenzar, debo que decir que pasada la «pelea» entre varios miembros de esa peña-parche que nos reune en la fila 15 de sol (y en Facebook porque somos muy digitales), me fui a la Plaza de Toros con la intención de dejar de lado tantos rencores, amarguras y apasionamientos y mirar la corrida con tranquilidad. Con algo de asepsia periodística, por lo menos… No lo logré.

Definitivamente, no puedo ver una corrida de toros de las de ahora sin entrar en un estado de sopor profundo, mezcla del aburrimiento, la indignación y la lástima de ver cómo se diluye una Fiesta que es parte esencial de mi propia vida. La corrida del 29 fue un completo despropósito, una galería de imágenes para los antis. Como sería que ni siquiera los tropipops encontraron qué jalear en una tarde que logré resumir en algo menos de 1000 caracteres y que hoy, a fuerza de no dejar caer este blog, inflo en modo pseudo-conocedor de todo esto que, dicen, es tauromaquia. Pseudo-conocedor porque la verdad no entiendo ni la mitad de las cosas que pasan, en medio de premios y de vueltas al ruedo sin valor. Ahora, en un ejercicio doble-propósito, me ahorraré las palabras ya dichas y pegaré los tweets enviados ayer, en un intento de reducir una triste tarde a su mínima expresión. Y claro, la idea es que también nos sigan ahí. Después diré algo más… creo. [Si el caso es de pereza, bien podés saltarlos].

1.

2.

3.

4.

5.

6.

Coda.



___________________________________________

Entonces, de qué vale repetir lo que ya hemos dicho muchísimas veces sobre esta neo-tauromaquia pop. Lo más triste, la inaceptable presencia de los juanbernardos, novillos todos, paradójicamente, con mucha falta de pienso y otro con falta de Reduce Fat Fast. Lo indignante el afeitado, aka. cornicure de todos los novillones, no sólo los de rejoneo. Todos pasaron por el mueco. Cuando los cosas van mal, como gringo echando napalm, no hay quién se salve.

Así, duele ver cómo vuelve la burra y patea. Y patea. Y patea. Ay dió, si no fuera por mis pacientes compañeros de tarde, siempre dispuestos a repartir bota, patacón, jamón y guaro. A escuchar con amor los ácidos comentarios de este amargado de los toros, riéndose con amabilidad cuando me da por bailar choque en medio del sueño o burlarme del jaleo que se arma cuando los caballitos llaman con las patitas al toro. Y es que así parece que será la «fiesta» para quienes queremos conservar la esencia de lo que debe ser una verdadera corrida de toros, confinándonos a las páginas olvidadas de la tauromaquia de El Cossío o los ensayos admirados de don Ernestico Hemingway.  Tal vez, reducido a la memoria youtebeana del «milagro del toro blanco de Osborne» en las manos del Maestro Antonio Chenel «Antoñete» (QEPD) o a la esperanza de una Francia, dicen «torista», que procura salvar a lo que ya nadie le para bolas… En fin, así podría seguir tirando ejemplos de una ilusión que parece que no volverá a aparecerse en los ruedos. Siendo así las cosas, como quien dice, al que no quiere caldo… Con lo que llevamos, me han dado 4 tazas.

Como nos tocará ver esta «Fiesta»:

Lo que vemos, porque no hay nah.

Foto, as usual, por Andrés Rivera.

Porque así se ve en verdad:

Lindo el afeitado del novillo.

La prueba, por Andrés Rivera (dar click para agrandar).

Fuck you all!

Abadía Vernaza.

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El Toro nos visitó en Bogotá.

He regresado un año más a la Santamaría. A la que acuerdo con sus slogan publicitario (para atraer people, obvio) es la mejor feria de América. Sin ser un dechado de virtudes, la Temporada Taurina en Bogotá es la mejor rematada tanto en toros como en toreros. Es la feria más decente de este lado del charco. A la novillada no fui, no me levanté. A la corrida sí. Y menos mal lo hice.

El Capitán Barbero ha enviado un encierro con todas las de la ley, en trapío y comportamiento. Todos los toros tuvieron la seriedad que manifiestan los animales bien criados y bien enrrazados. Desde el sorteo, se veía en los corrales una corrida serie, bien plantada, una tarde con ají. Y como ya es costumbre acá, y en todo lado, estas corridas serias, poderosas le tocan «en suerte» (porque acá de azaroso no hay nada) al cartel con menos peso de todo el ciclo taurino, en este caso, la penosa «corrida de colombianos». Los 6 toros de Santa Bárbara revelaron la falta de sitio, técnica y valor de los tres alternantes. A mi modo de ver, fue de esas corridas que tanto me gustan, donde el Toro, la supuesta bestia bruta, humilla el honor de la razón humana. Los tres pobres toreros nunca supieron qué hacer con los animales del Capitán, y a punta de trapazos quisieron disfrazar faenas que, afortunadamente, no todos se tragaron, especialmente en los tendidos de sol. Una tarde donde el grito de Toro, Toro, Toro hizo su aparición en todos los turnos, y los espadas, honor por el suelo, no podían hacer nada para evitarlo. Además, sus pocas condiciones así se los permitían. Dos toros premiados con vuelta al ruedo, junto a dos orejas regaladas para no seguir «insultando» más a la razón humana. Es más, me sorprendió ver a la Santamaría tan entregada al animal, cuando para nadie es un secreto que esta Plaza es más de toreros.

Pero es que ayer Bogotá tuvo a bien recibir la visita de 6 toros, con bravura los más, con resabios de manso los menos. Pero animales que destaparon la incapacidad torera de los actuantes y salieron vencedores en una tarde donde al final, después de despedir a los toreros entre algunos aplausos y algunos pitos, la afición pidió la vuelta al ruedo al ganadero, quien humildemente, disfrutando de su triunfo, accedió a saludar desde el tercio frente al burladero de matadores. El mismo burladero donde todos, subalternos y apoderados, sacaron cartilla a ver si alguno de los matadores podían entender qué hacer con alguno de los animales. Y que así no hicieron.

Palmas unánimes al terminar la corrida al ganadero, quien cumplió con su cuota de la tarde, enviar un gran encierro. No digamos que lástima que no haya habido toreros, eso ya lo sabíamos. Mientras haya toros, al menos yo, soy feliz. ¡Y nos falta la Mondoñedo!

Abadía Vernaza.

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Y esto para qué…

Sin ánimos a generalizar, ni ofender a nadie, esta corrida fue como esas reinas de belleza que son divinas, pero por dentri dejan mucho qué desear. Una belleza superficial, la de los toros de El Paraíso. Jaboneros en la mayoría del encierro, con buena cara, aceptable cornamenta, algunos con buen peso, otros más cebados, diría yo. Toros que crean expectativas por su sola presencia -la cual pude ver desde el sorteo, y adivinar qué toros eran pa’ José Tomás, cuáles pa’ Finito, y cuáles le quedaban a Ramses. No me equivoqué en ninguno de Tomás, ni Ramsés, y solo en el sobrero.

Pero nada, es que no había nada de nada. Todas las expectativas se estallaban -ni siquiera desinflaban, eran un golpe seco. Pum. Como una vil aguja acababa con todo lo bueno que podría llegar. Una mansedumbre insoportable, una lidia mal ejecutada. Todas las suertes mandadas al caño. Un tarde de pavor, aburrimiento y tristeza. Por eso no quería escribir sobre esta 5ta. corrida de abono. Porque siempre es la misma güevonada. Y cada vez menos la emoción de ir a la Plaza de Toros. Para qué. Para ver como vuelven un circo algo que antes tenía una inusual belleza. Para ver como acaban sin ningún escrúpulo cada tercio, cada forma de la Fiesta. Cuando no son las Empresas, son los Ganaderos. Cuando no son los Ganaderos, son los Toreros-estrellas. Cuando no son los Toreros-estrellas, son los Públicos ignorantes, que van a toreros y a hacer vida social. Y cuando se unes todos, no hay quien salga vivo. Acaban con todo lo que está a su paso, como hordas de bárbaros. Eso son. En eso, hasta los anti-taurinos tienen razón.

El Quinto Evangelista, dicen de José Tomás. Me le cago de la risa. Y no porque sea un torero de mala técnica, ni mucho menos. Ejecutó algún desplante de gran plasticidad, que me arrancó un ole. Pero cuando uno dice tener la mística del torero antiguo, no arma de la Fiesta un zafarrancho de medios, jugarretas y exigencias. Uno torea, y hace valer cada suerte, porque por algo están ahí. Son parte fundamental de la lidia. Si uno viene a rescatar el toreo de antaño, defiende todo, sobretodo la verdad de la suerte de varas. Pero a punta de picotazos descaradamente no dados, banderillas puestas a diestra y siniestra y sin ton ni son, y una mala lidia, dando todas las salidas al toro manso, no estamos en nada.

Finito, te defendí algunas veces, pero ya terminaste de acabar toda indulgencia. Tampoco estás en nada. Y con la espada, sos una rata. Mejor dejemos así, la bronca que te llevaste es el peor insulto a tu orgullo torero. Y Ramses, el torero de la tierra. El ñañito de la Santamaría. Pues, vos sos como de buenas. Te salvaste de la cornada por puro milagro, ante un mansurrón para nada estúpido. Pero eso te pasa por pararte como no debés. Y por cosas de la vida, después de 7 toros salidos de toriles -6 paraísos y un  Achury Viejo con una cara de vaca, mal lidiado por Tomás- te salé el «mejor» toro de la tarde. Un toro que conectó con los tendidos, peleó algo en varas, fue excelentemente banderilleado por Hernando Franco, y te quedó a vos, con fuerza para ser lidiado con voluntad. Y ahí lo hiciste. Te llevás una oreja, la más merecidad del festejo, sin ser «nadie» para los empresarios, ni el mundillo del taurineo. Poniendo cada cosa en su lugar, sale todo mucho mejor.

Ahora ya me voy. Sin ilusión de nada. Sin esperar nada dentro de 8 días. Y con la tristeza, la nostalgia y la resignación de no ver más la más importante de las suerte para el Toro Bravo. La suerte de varas. La más maltratada, irrespetada e incomprendida de las suerte de la lidia. Duele ver cómo se convierte en un trámite más. En un roce de la pica con el morrillo del toro. Y como Presidencia, público, toreros y empresarios permiten eso para que los toritos lleguen con algo de fuerza al último tercio. Mi culo para ellos. Los toros bravos van al caballo, así de simple. Ahí está mucha de la esencia de la Fiesta.

Una vez más, sin toro nada tiene importancia. Y sin respeto a las suertes de la lidia, tampoco. Ahí sí nos llevó el putas. No más, que mamera todo esto.

Abadía Vernaza

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